Unkle, en ocasiones escrito como U.N.K.L.E., es de las agrupaciones musicales, por decirlo de algún modo, que con más contribuciones externas cuentan en su historia musical. Aparte de su formación que ha ido cambiando con diferentes artistas, pero que ahora la forman solamente James Lavelle y Pablo Clements, siempre han gozado de aportaciones, sobre todo vocales, de reconocidos artistas, con resultados variados y fabulosos, al igual que muchos otros como Death in Vegas, Groove Armada o Massive Attack. No sabría decir si es que todos los grupos que practican este hábito tienen una calidad inherente por hacerlo o si los colaboradores sólo lo hacen con gente ya buena de por sí, pero me inclino a pensar que para que esto suceda debe haber una buena química entre ellos, cosa que no siempre sucede, lo cual implica un mérito fabuloso y una gran capacidad tanto para relacionarse como para trabajar con gente distinta, factor no tan habitual. Algunos de los que han colaborado con Unkle hasta ahora han sido Ian Brown, Josh Homme (líder de Queens of the Stone Age), Robert Del Naja (Massive Attack), The Stone Roses, Primal Scream, Ian Astbury, Thom Yorke, Mike D. (Beastie Boys), Jason Newsted (Metallica) o Richard Ashcroft, nada menos. Difícil más calidad y variación.
Es verdad que sus trabajos anteriores tienen estilos bastante lejanos a este, pero también es cierto que yo destacaría la diversidad como una de sus características principales. Tal vez esto ocurra por contar con esta pluralidad de tan distintos personajes, pero este disco también tiene lo suyo, y además, los colaboradores en esta ocasión no son tan conocidos, de momento. En Where did the Night Fall, lo que más impacta en una primera escucha es el primer tema, Follow Me Down porque es excepcional y a todos los primeros oyentes, al menos los cuestionados ladinamente por mí, han identificado la voz como la de Björk. Nada más lejos de la realidad, ya que se trata de Rachel Fannan, de Sleepy Sun. Aún así, y sin tacharla de imitadora, es uno de los mejores temas del disco, fantásticamente cantado y producido y original como él solo. Seguimos con el segundo, Natural Selection, con The Black Angels, parece que más psicodélicos, y algo similar ocurre, no en cuanto a la confusión, pero sí en la extraordinaria emoción que produce. El tercero, Joy Factory, esta vez junto a Autolux, con los que Unkle ya habían colaborado, más tranquila y relajante, con voces etéreas y un fondo más electrónico y pausado que las anteriores.
The Answer, extrañamente épica pero conservando algunos sonidos típicos de Unkle, esos teclados originales, esa percusión tan acertada, esa parte vocal distorsionada con ecos, ahora con Big in Japan. On a Wire es uno de esos temas que te pone las pilas de modo inesperado, aunque para mí es cuado el disco empieza a decaer; Falling Stars y Heavy Drug (que empieza con un coro a lo Gospel totalmente inesperado) o Ablivion, The Runaway y los demás temas a mitad del disco no podría calificarlos como malos, pero sí con mucho menos nivel con el que hemos empezado, tal vez más experimentales y singulares, pero muy poco relacionados con ese principio tan impresionante. Sí que destacaría The Healing con Gavin Clark, penúltima canción del disco, que es la única que a mi juicio llega al nivel de las primeras.
Puede que en el tema de la calidad irregular del disco tenga mucho peso el orden en el que las canciones han sido presentadas, primero todas las buenas y luego las mediocres, factor más importante del que parece por mucho “shuffle” que se utilice, o que esta vez todos los colaboradores no eran los más apropiados, o tal vez demasiada experimentación. Lo que está claro es que en él se dan unas alteraciones que me impiden afirmar que el disco es magnífico y redondo, aunque tampoco puedo decir que sea mediocre. Tal vez están ya demasiado tiempo dándole al experimento, tal vez es una época de altibajos en su trayectoria, pero no dejo de valorarlos por eso, ni estas irregularidades me quitan las ganas de verles en directo.
