Merrill Garbus firma el 4º disco de Tune-Yards junto con su inseparable Nate Brenner. I Can Feel You Creep Into My Private Life es una obra ambiciosa y con bastantes toques políticos. Las temáticas sociales están presentes durante todo el disco, como en casi toda su trayectoria. Feminismo, medio ambiente, racismo y muchos otros temas importantes aparecen en las letras de esta comprometida artista.
Este ecléctico álbum es una muestra inequívoca de que las canciones y la música es libre. Las etiquetas y los géneros no son entes compartimentados y separados los unos de los otros. Desde el pop al soul al hip hop, todo forma parte de este maremagnum sónico en el que te envuelven Tune-Yards. ¿Y qué decir de las estructuras? Imposible identificar en muchos casos en qué momento de la canción estamos. Es todo un soplo de aire fresco esta capacidad para romper con estructuras clásicas y entregarse simplemente a la música. Y por supuesto no olvidamos su afán de experimentación vocal en los que muestra un catálogo entero de gritos, sollozos, ruidos y onomatopeyas.
Sin ningún reparo y desde el primer momento de Heart Attack deja muestras de lo que va a ser la tónica de la obra. Bajos potentes, un derroche de voz, mucho ritmo (con bases caribeñas o influencia africana) y momentos épicos. En Coast to Coast los coros durante toda la canción son un gran acierto, con una sensación durante todo el tema de que estamos ante uno de los cortes más brillantes.
ABC123 es una auténtica locura, puro horror vacui hecho canción, como la época de Age of Adz de Sufjan Stevens. Un ritmo apabullante con un bajo penetrante y una voz que no te deja respirar con sus reflexiones sobre el calentamiento global. Esa misma senda está Now as then, con arreglos musicales muy interesantes, con el bajo respondiendo a las melodías vocales por momentos y toques de la electrónica ochentera. Tanto esta canción como Hammer o Private Life tienen estribillos que podrían ser perfectamente elegidos para una anuncio de coches, lo que habla de la versatilidad de su composición. Un interés excepcional por hacer las cosas diferentes pero que pese a todo su gran talento consigue convertirlas en pegadizas y comerciales mientras siguen teniendo un sello personal único.
Honesty te taladra la mente con esos loops y los arreglos vocales con un aire tribal. Una canción diferente porque la letra no tiene un papel muy relevante. Es una reflexión y un pequeño ensayo musical más que un mensaje al uso. Colonizer es una maravilla que te engaña cuando escuchas esos primeros segundos delicados. Poco después empieza esa marabunta desenfrenada de sonidos desde el funk a los sonidos electrónicos más retorcidos. La canción repite “uso mi voz de mi mujer blanca para contar viajes con hombres africanos” y “huelo la sangre en mi voz”. Una crítica al colonialismo que aún persiste en nuestra sociedad, ahora relativamente camuflado.
Look at your hands es un poco más convencional y suena a puros 80’s pero aún así destaca por tener una melodía y un no-sé-qué que te haría bailar en cualquier momento del día. Es pura adrenalina que te recorre. ¿De dónde saca esos ritmos endiablados y esas entonaciones retorcidas que desafían a la métrica? Ojalá supiera responder. Con Home ha querido darnos un pequeño respiro, con un ritmo más tranquilo y una voz angelical con una reverb de catedral. Un tema necesario para poder seguir con lo que viene, como el sorbete en las bodas. Pese a todo, Tune-yards es Tune-yards y al final del tema vuelve la locura y la explosión. Who Are you también va por unos derroteros parecidos, con menos arreglos (aunque igualmente brillantes y únicos), que transmiten una sensación de calma. Muy interesante ese saxofón que parte el tema en dos.
Free, la canción que cierra el álbum es un alegato a la libertad que empieza ya con la máxima intensidad posible. Lo que se le llama cerrar en alto un gran álbum, sin preámbulos ni medias tintas. Un gran álbum que esperamos tenga el reconocimiento que merece.