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TRAJANO! – LÁZARO

Pues ya tenemos aquí la esperada y ansiada continuación de Antropología, el disco de debut de estos madrileños que deslumbraron a la prensa musical y al público más alternativo. Lázaro, que así se llama este segundo largo, les ha resucitado (una broma que no ha hecho ningún periodista musical) de este largo hiato. Este trabajo viene con un paso adelante en el sonido de la banda, mucho más maduro, robusto y potente, moviéndose entre los Golpes Bajos de Santa Compaña, el postpunk de Décima Víctima y el pop de La Dama se Esconde (siempre que escucho a Lois Brea me viene a la cabeza la manera de cantar de Nacho Goberna).

El art-rock, tal y como ellos llaman a la música de su proyecto, tal vez sea una etiqueta demasiado «poser» o en la que prima el postureo del aparentar ser el más cultureta o el más auténtico. Pero lo cierto es que Lázaro se sale de esa etiqueta entrando en la búsqueda de las canciones como entes sobre los que depositar el discurso de la banda, más allá de ser vehículos para demostrar la pertenencia o no a un estilo, algo que, pese a lo bueno de Antropología, si que parecía dejar ese regusto.

El disco se apoya más en samples, teclados y apoyos electrónicos más que en el clásico bajo seco y el riff gélido, pero rápido y contundente, y eso se agradece porque las canciones podrán gustar más o menos pero están mucho mejor construidas. Álgebra Opuesta, por citar uno de los adelantos presentados antes de la aparición del disco, lo demuestra sabiendo conjugar las melodías sugerentes de Brea a la voz, con ese bajo que es plenamente ochentero y ese teclado que otorga tonalidades más luminosas y poperas. Y es curioso porque podría parecer lo contrario, pero las canciones suenan mucho más orgánicas pese a haber sido grabadas con una caja de ritmos, Ave Negra, mi tema favorito de este trabajo, lo demuestra. La progresión de la canción y esos teclados que aportan un cierto toque kraut, conjugan perfectamente con la voz de Brea que baja hasta los tonos más graves y sube enérgica en el estribillo.

En definitiva, Lázaro se nota mucho más trabajado, mucho menos inmediato que Antropología, producto no sé si de la premeditación, la presión del segundo disco o la necesidad de romper esquemas y sorprender que todas las bandas con inquietudes tienen. El trío las tiene y sabe dejarse llevar y presentar estas nuevas diez canciones sin prejuicios, dándole a cada tema lo que se merece, ya sea un sólo de guitarra a lo Joy Division como en Déjame Entrar o esos coros sorprendentes de Deuda que los acerca al eclecticismo after punk de los Alphaville patrios. Y pese a lo que pueda parecer, el disco es mucho más luminoso y optimista, no hay miedo a acercarse a la luz desde la oscuridad, como en temas como la clásica oda a los amores rotos de 2M de Flores que termina con ese acorde abierto que es un anhelo de esperanza. O un título como F de Fénix, que coloca unos teclados esquizofrénicamente chirriantes para romper el ritmo oscuro y melancólico que nos asoman al otro lado.

Pero a ver, tampoco nos vayamos a pensar que de golpe y porrazo Trajano! se ha convertido en Los Ganglios, la oscuridad va a estar ahí, sólo que menos opresiva que en Antropologia. Para muestra el último tema, Lobos, que es puro kraut-rock y darkwave, pero que toma como base la creación de atmósferas y texturas más que los acordes siniestros. Así, sobre una batería lenta, casi como un motorik ralentizado, la canción va creciendo con la aportación de texturas de guitarra, samples de teclado, coros y voces hasta acabar siendo uno de los temas más ricos del disco.

Trajano! ha confirmado con este segundo largo, que no van a dar su brazo a torcer en la expansión de sus particularismos sonoros a nuevas visiones y experiencias sin que eso suponga renunciar a su esencia. Lázaro es un gran retorno, lo que todos estábamos esperando.

 

 

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