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TOBIAS JESSO JR. – GOON

Muchos no necesitábamos excusas, pero la aparición de Tobias Jesso Jr. nos va a dar aún más razones para reivindicar la trayectoria de Randy Newman. Goon, el debut de este canadiense de 29 años, echa la vista atrás hacia los compositores de los años 60 y 70 que cantaban a los alegrías y dolores aferrados a un piano y ahí Newman era un auténtico maestro. ¿Viviremos un revival de los baladistas clásicos? Tal vez, pero el disco de Jesso es también una fresca novedad en un panorama saturado de guitarristas de mirada caída.

Dejemos clara la premisa: Jesso no es un gran pianista, ni un excepcional cantante ni tampoco un letrista sobresaliente. En sus canciones prevalecen los acompañamientos básicos de acordes, sin virguerías ni recovecos, para acompañar historias entre melancólicas, tristes y románticas. Es decir, mucho “no puedo dejar de pensar en ti”, “estoy cansado de esperar” y “eres la única cosa buena en mi vida”.

Sin embargo, lo valioso de Goon es que sus canciones rezuman verdad, huelen a algo clásico desde la primera nota. El piano, la delicadeza y el estilo de cantar en Without You es tan de John Lennon (imposible no pensar en Jealous Guy) como que Can We Still Be Friends y sus arreglos de cuerda le debe su razón de ser a Paul McCartney. Resulta fácil imaginar a Jesso componiendo en su cuarto rodeado de posters de estos artistas o de Randy Newman, cuyo piano vivaracho casi se escucha en las fantástica Crocodile Tears.

Salvo excepciones contadas con los dedos de una mano, Jesso se basta solo para defenderse con bastante gracia y sin grandes ayudas. Con una sencillez encantadora, como la de un tipo que se acerca a un piano por primera vez y lo toca con una mezcla de curiosidad y fascinación, puede cautivar en Can’t Stop Thinking About You y emocionar en Bad Words, dos cumbres del álbum. Más encarada al soul es How Could You Babe, penetrante e intensa, mientras que las dos canciones más audaces, más interesantes, las que mejor alumbran el camino que podría llevar en el futuro son Hollywood y Leaving L.A., la primera por profunda y la segunda por su sonido más etéreo y arriesgado.

Muchos ojos y bastantes esperanzas están puestos sobre Jesso este año. Es lo que tiene ser protagonista de un tweet de Adele, que te inviten al show de Jimmy Fallon a tocar con The Roots, que formes parte del Primavera Sound o que Pitchfork te sitúe como una de las promesas de este año. Quizá desde los Coldplay pre-confeti y los empalagosos Keane no había aparecido un artista en el indie (de amplias miras) tan empeñado en el piano. Saber si podrá crear una discografía al nivel de sus referentes clásicos es completamente imposible, pero al menos el primer paso de Jesso es muy digno, con una colección de canciones más que estimables. Y si no nos tragamos el hype, seamos moderadamente optimistas: al menos ya tenemos un disco de 2015 para poner en el salón de nuestros padres sin que nos echen a patadas de casa.

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