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THE STROKES – ROOM ON FIRE

THE STROKES - ROOM ON FIRELos neoyorquinos (algunos de adopción) Strokes, grupo de apariencia indie-alternativa-desastrada, pero todos de familias adineradas (se conocieron en un internado de Suiza y el padre de Julian es el propietario de la agencia de modelos Elite, imaginaos el resto) y con una gran química musical entre ellos, sacaron su primer disco, Is This It? en el 2001. Aunque recibieron muy buenas críticas y es estupendo, hay ciertas cosas que aún no tenían del todo pulidas; el sonido era más sucio y la voz de Julian Casablancas estaba  totalmente deformada, como si cantara a través de un altavoz, parece ser que por una mezcla de vergüenza y su excesivo afán de perfección.

Afortunadamente, todo esto (perdón, casi todo, lo del perfeccionismo excesivo parece que nunca desapareció) cambió en Room on Fire; las guitarras y los bajos suenan igual de setenteros, pero con una fuerza mucho menos distorsionada y de grupo amateur, y la voz de Julian, potente, masculina, grave y muy expresiva, no pasa por tantos distorsionadores para hacerla irreconocible. Se podría afirmar que las canciones en ambos discos son igual de buenas, hay quien afirma que las del Is This It? son mejores a nivel compositivo, pero el resultado final de Room on Fire hace pensar que llegaron a su madurez musical en general, ya que hablamos de un disco soberbio. Aparte de los temas, hay que destacar  el modo en el que están distribuidas y el diseño de la portada, de estética pop sucia, volviendo de nuevo a los setenta, ambas cosas muy acertadas y en consonancia con el resto del disco.

Lo más característico de los Strokes, aparte de la década mencionada es la concordancia que suele haber entre música y letra, la abundancia de temas amorosos, existenciales o de corte depresivo (parece que Julian, que las escribe, tuvo problemas de este tipo), la manera en la que los estribillos están distribuidos por las canciones, parecen otra estrofa con distinta melodía que se repite, y la guitarra de Albert Hammond Jr., que no se limita a hacer solos, a veces parece que se trata de una estrofa más, otra de acompañamiento, pero siempre magnífica, reconocible y líquida.

La apertura de Room on Fire es brutal y deja con la boca abierta y los oídos con ganas de más. Whatever Happened?, himno a la tristeza adolescente que uno siente por decepciones amorosas, un dejadme en paz en toda regla, angustia total, y la fuerza y el cabreo que transmiten las guitarras de Hammond, llegan hasta el fondo. Anecdóticamente, mencionaremos que esta canción se utilizó en la película María Antonieta de Sofía Coppola (polémica y de magnífica banda sonora), en un momento de la trama que concuerda perfectamente con lo que expresa. Seguimos con Reptilia, primer single, canción que contiene el verso Room on Fire que da título al disco, en el que continúa la potencia y el enfado anterior, pero esta vez de otra manera, igual es el nervio transmitido, ironía de cabreo y orgullo herido. A partir de ahí ya hay un ritmo más variado, más subir y bajar, ganas de no quitar el disco y escucharlo hasta el final: Automatic Stop, con un ligeras resonancias reagge, canción más relajada, así para variar, y llegar a la antológica 12:51, otro single, canción de las canciones de los Strokes, bailable, pegadiza, con una líquida guitarra deliciosa, incluso con palmas, y con una batería que marca el final, un bajo impecable, la canción diez.

You Talk Too Way Too Much, más angustia amorosa, cambios de ritmo y dos melodías a la vez, guitarra excepcional de nuevo, o  Between Love and Hate, de características muy parecidas. A resaltar el bajo, excelente y de nuevo un poco de relax, ritmo más pausado y tropical, pero sólo un poco. Meet Me in The Bathroom, batería admirable, que engancha desde el primer momento, Under Control, aquí ya más tranquilos, y lucimiento vocal de Julian, The Way It Is, más fuerza (me recuerda a New York City Cops, tema inicialmente incluido en Is This is It auque luego fue sustituido por otro, demasiado incorrecto meterse con la policía neoyorquina tan cerca del 11-s).

El tercer single, una de las mejores del disco, The End Has no End, con cambios de ritmo trepidantes, la guitarra de Hammond en todo su esplendor, letra sobre el existencialismo actual (¿qué hago yo ahora con mi vida sentimental? un pasito adelante, otro atrás), en definitiva, una maravilla. Y para acabar de modo majestuoso, alegre, pero con contenido otra vez indeciso, dudoso y qué hago yo ahora, I Can’t Win, pegadiza, de nuevo la inconfundible guitarra y letra en plan iros al cuerno, aunque sé que no puedo ganar. Cierre espléndido para un disco magistral. Es de los pocos de los que no me salto ninguna canción, lo oigo de cabo a rabo. Tal vez lo único criticable de éste sea el tema videoclips; excepto 12:51, realizado por Roman Coppola, al estilo de la mítica película Tron, no es que sea una gran obra, pero la estética es curiosa y está bien hecho, no cuidan el resto, casi todos son poco interesantes.

Como anécdota curiosa, decir que los orígenes de los Strokes están muy relacionados con estos lares; Albert Hammond Jr. es el hijo de Albert Hammond, guitarrista gibraltareño que adquirió cierta fama en los setenta e incluso tiene discos cantados por él en español, y Julian Casablancas tiene ese apellido, característico de Sabadell, porque sus abuelos eran de allí.

Tanto Julian como Albert han sacado discos en solitario, ambos, a mi juicio, con pocas canciones rescatables, buenas, pero pocas, así que las ganas de que vuelvan a sacar uno todos juntos y esa química musical se vuelva a reproducir (en directo son un maravilla, serios y poco interactivos con el público pero suenan genial) son tremendas.

Como epílogo, he de decir que me alegré mucho cuando sacaron First Impressions of Earth (2005), en la que se mantiene su calidad general, pero hay algunas canciones totalmente prescindibles, cosa que no ocurre enRoom on Fire, disco redondo, maravilloso y de lo más representativo que se hizo en la primera década del siglo XXI, una mezcla de herederos del grunge y oídos criados al ritmo de los setenta. En definitiva, una gozada.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 10/10

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