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THE SMITHS – THE QUEEN IS DEAD

THE SMITHS - THE QUEEN IS DEADSegún mi modesta opinión, este disco ha dejado huellas a nivel generacional como pocos lo habían hecho antes. Me explico; The Queen Is Dead, tercer disco de los archiconocidos The Smiths, se suele calificar como la mejor de sus obras, pero aparte de la calidad musical, que es óptima, la influencia que las canciones han tenido en la generación que era joven o adolescente en los ochenta, ha sido brutal.

Es muy llamativa la cantidad de alusiones que existen, años y años más tarde, relacionadas con este disco; versiones, referencias y menciones a sus letras, una importante parte del disco que no se puede obviar. Otra cuestión que siempre me llamó la atención de los Smiths y que está patente en este disco es la estructura de las canciones, totalmente distinta a lo que se llevaba en esa época, sin solos de guitarra, aunque el instrumento, maravillosamente tocado por Johnny Marr, fuera una marca de la casa perfectamente reconocible, y la afectada voz. Todo esto, junto con la elección de las portadas, sus polémicas actuaciones y la rebelde actitud de Morrisey, fue posible, entre otras cosas, al hecho de que hicieron cumplir sus deseos a la discográfica y no al revés, algo muy atípico en estos años.

Teniendo en cuenta que este disco es, entre otras cosas, emoción pura, para cada uno serán distintos las canciones o elementos a destacar, o al menos el orden de éste. El mío, personalísimo, puede diferir con el de otros, auque hay ciertas cosas totalmente innegables. Vamos allá: posiciones de impacto y/o importancia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Bigmouth Strikes Again. Primer single del disco, de letra surrealista y mística, con coros del propio Morrisey agudizados, aunque no fue eso lo que se reseñó en el disco, mención a Juana de Arco, violencia y rabia en la voz y en la música, bailable sin ser discotequera, pelos de punta cuando la ponían en la radio o en el pub de turno.

 

  • Cemetery Gates. Alegre melodía, letra importantísima, tema que ha aparecido en otras canciones (Lilydale, de 10,000 maniacs, 1990) y en algún libro decididamente generacional (en la novela Nocilla Dream de Agustín Fernández Mallo hay un capítulo en el que, no es que se mencione, sino que se hacen realidad temas de esta canción) fuerte carga literaria, duelos entre Keats, Yeats y Wilde, importante pensar no sólo en el arte de los reconocidísimos poetas ingleses sino también en la homosexualidad de Wilde, tema recurrente aquí, y existencialismo puro y conmovedor para un adolescente de cualquier época. Total y deliciosamente anacrónico.

 

So we go inside and we gravely read the stones (Así que entramos y gravemente leemos las piedras)

All those people, all those lives (Toda esa gente, todas esas vidas)

Where are they now? (¿Dónde están ahora?)

With loves, and hates (Con amores, odios)

And passions just like mine (Y pasiones como las mías)

They were born (Nacieron)

And then they lived (Vivieron)

And then they died (Y murieron)

It seems so unfair (Parece tan injusto)

I want to cry (Quiero llorar)

  • La portada. Morrisey, fetichista, mitómano (lo sigue siendo, tal y como demuestra en sus conciertos más recientes) y admirador del cine clásico, usó una imagen de la película de 1964, “L’Insoumis” de Alain Delon, en lugar de una foto de los artistas posando con hombreras e instrumentos, algo muy poco habitual en estos años.
  • Dos canciones aparentemente alegres, con gran contenido emocional: There is a Light that Never Goes Out. Cualquiera que haya amado brutalmente a otra persona entenderá eso de “si nos estrellamos contra un autobús, qué manera tan hermosa de morir”, así como el ochenta por cien de los adolescentes, “en casa ya no soy bienvenido”. En The Boy With the Thorn in His Side, de nuevo referencias a ser diferente, característica común de toda persona joven, más aún si se es homosexual, como era el caso.
  • Canciones irónicas y burlonas, Frankly Mr. Shankly, dedicada a un profesor de Morrisey y Vicar in a Tutu, poniendo en un brete a la conservadora iglesia anglicana, o Some Girls are Bigger than Others, surrealismo que cierra el disco como el que no quiere la cosa.

Y finalmente, algunas canciones tristes y amargas. I Know it’s over, Never Had no One Never, que rematan el disco y hacen de él uno de los más memorables de esta década. Lo más sorprendente es lo bien que ha envejecido, lo bueno que sigue siendo… ¿o será generacional únicamente? Lo dudo.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9.5/10

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