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THE MORNING BENDERS – BIG ECHO

THE MORNING BENDERS - BIG ECHOAhora que se acaba de agotar el año 2010, nos ponemos nostálgicos, nos da por hacer listas de lo bueno y no tan bueno que nos ha dejado el año. Ahora que ‘toca’ hacer propósitos, que hace tantísimo frío me ha apetecido volver la vista atrás y regresar por un instante al caluroso verano, tiempo de festivales, que por cierto, a día de hoy, ya se están cocinando los del nuevo año y algunos ya nos empiezan a hacer salivar más que el menú de navidad y afortunadamente no son pocos en nuestra geografía.

Pensando en ello, hoy que hace frío, me apetecía rescatar uno de los buenos discos que apunta verano desde su portada, bonita y evocadora hasta decir basta y que también nació con el buen tiempo, precisamente un 4 de julio, lo que puede ser bastante revelador si nos lo paramos a pensar, ¿una declaración de independencia quizá por parte de sus creadores?. Casualidades o no de la vida y para saludar el nuevo año he querido rescatar a un grupo que, a pesar de que debían haber estado presentes en el Primavera Sound, al final decidieron pasar a visitarnos sólo por Vigo y San Sebastián, en sendos festivales. Me he propuesto -comienzan los propósitos- comenzar el año acompañada de su banda sonora, mientras paso revista a lo que ha dado de sí el 2010. Me he puesto a escucharlos a todos los decibelios que permiten mis oídos y, claro está, a lo que me permita también mi comunidad de vecinos. Aunque no les molestará, estos chicos no meten demasiada tralla, son bastante ‘tranquilotes’ y, aunque no les puedan ver, además tienen apariencia de buenos chicos, a grandes rasgos. Hubieran sido los acompañantes perfectos, los que nuestras madres hubieran deseado que aportáramos para el festín familiar de Nochebuena. Por poner un ejemplo esclarecedor, poseen un look similar al de los chicos de Two Door Cinema Club, Surfer Blood o Vampire Weekend…salvando las múltiples distancias.

Comienzo pues el año con el ‘gran eco’ que nos vienen dejando desde el pasado verano los chicos de The Morning Benders. Leyendo la prensa especializada, he encontrado en varias de las listas de discos imprescindibles de este 2010 (año, si me lo permitís, de una cosecha musical nada despreciable) su Big Echo, que aparecía por doquier y será por algo. Al parecer, en tiempo de crisis se agudiza el ingenio y la creatividad. ¡No hay mal que por bien no venga!

Se trata del segundo disco de la banda que bebe de las influencias de los mismísimos Death Cab For Cutie, de los que ejercieron como teloneros en su momento, o de Grizzly Bear. Y es que la conexión con estos últimos comienza en su bajista, Chris Taylor, que decidido a emprender otro proyecto más pop y algo más psicodélico con Edwuard Droste, alma máter del nuevo proyecto, decidió embarcarse en esta aventura alejándose un poco de los toques folk a los que nos tenía acostumbrados desde su otra etapa en la banda de Brooklyn. Además, Taylor se ha convertido con el tiempo en un aclamado productor al que todos quieren. Así pues, ha trabajado también para Dirty Projectors o Fleet Foxes. Parece que Mr. Taylor es garantía de éxito y de sonido impecable y no podía hacer lo contrario con su propia banda.

Así pues, los de Berkeley (California) se presentaban en verano con Excuses, un excelente y bonito tema en el que se hacían acompañar de una orquesta encabezada por violines, que abren y cierran el tema y encierran entre ellos una hermosa canción con importante presencia de los coros. Una buena carta de presentación que abría el apetito y nos despertaba la curiosidad sobre lo que contendría su segundo trabajo. Un tema muy sensual que trata de la forma más elegante y delicada posible la relación de dos amantes convertidos en amigos. Un tema que se mueve con refinada destreza entre las melodías de los 50 y los 60 y que nos traslada a ella incluso, pero con un toque de lo más actual que nos permite no despegar los pies del suelo. Una tendencia que es extrapolable al conjunto de las canciones del disco, también al sonido general de la banda y que se ha convertido en su seña de identidad. Excuses se convierte en la excusa perfecta, valga la redundancia, para enamorarnos de los Benders desde la primera canción.

Después de unas excusas adecuadas y creíbles pasamos a las promesas. El segundo de los temas de los de California es mucho más rockero que el primero y se aleja de las notas clásicas. Un tema que se arrastra al son de guitarras eléctricas y donde destaca el trabajo en la voz de su vocalista, Chris Chu, pasando de los graves a los agudos con suma facilidad, en un juego melódico que va de maravilla con la temática de la canción, en la que se habla de la nostalgia por un tiempo pasado que ya no volverá. A destacar también el videoclip que acompaña la canción, protagonizado por unos ‘mini Bonnie and Clyde’ de lo más simpáticos a la par que ‘peligrosos’. En Wet Cement, volvemos a los ritmos lentos propios de las baladas de los 50. Y la guerra está declarada antes de llegar al ecuador del disco en Cold War. Un tema donde encontramos suaves sonidos de percusión, que acompañan a la voz suave y encantadora de Chu. Pero la balada por antonomasia del disco es sin duda alguna Pleasure Sighs. Un tema relajante, sosegado, dulce y tranquilo que invita a pensar sobre el amor. Una constante en sus letras. Y así, plácidamente y sin alteraciones, llegamos a otro de los temas cañeros y pop de la formación californiana, All Day Daylight.

The Morning Benders se despiden con dos temas de melodías suaves, a destacar en especial su Sleeping In, con el que nos dicen adiós o mejor, hasta luego. Pues esperemos más entregas de este sonido tan particular en un futuro no muy lejano. De hecho, en LaBlogotheque, podíamos ver un nuevo tema grabado en septiembre de 2010 que responde al nombre de Virgins que no tiene desperdicio alguno y que, quien sabe, igual encontramos en su próximo trabajo. Quizá también, con el nuevo año, les apetezca volver a veranear por nuestro país y podamos escuchar sus delicadas melodías en directo.

El sonido de los Benders engancha mucho y a muchos y lo encontramos también impreso en versiones de grandes mitos de la música como Bob Dylan. Buscad porque podréis encontrar una revisión fantástica del Outlaw Blues. Pero la cosa no termina ahí, The Morning Benders incluso se atreven con temas de Roy Orbison y reinterpretan clásicos como nadie, aportando sobre grandes canciones pinceladas de lo más personales e inyectando en ellas su toque más característico, su particular elegancia que desprenden a raudales.

En definitiva, Big Echo es, ante y sobre todo, un disco elegante, selecto y distinguido. De sonido impecable y elaborado con suprema delicadeza y gusto exquisito, Big Echo afianza el sonido de un grupo joven con aires vintage más propio de las décadas de los cincuenta. Larga vida a los detallistas Benders que crecen en sonido y como grupo de forma bien notable. Esperemos encontrarnos con algo nuevo de los californianos este año. Un 2011 que esperemos nos aporte tan buena cosecha musical como el año que se acaba de despedir…

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10

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