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THE LEMON TWIGS – GO TO SCHOOL

La aparición hace dos temporadas de los hermanos estadounidenses Brian y Michael D’Addario traía consigo un auténtico revival de los 60 y 70. Tanto por su estética como por su sonido –ya fuera en estudio o en directo-, los medios se pusieron de acuerdo en que recogían influencias tan reconocibles como David Bowie, Queen o The Beatles. Dos años después de Do Hollywood, álbum debut de The Lemon Twigs si no se tiene en cuenta el casete What We Know de 2014, los dos jóvenes músicos (21 años tiene Brian y 19 Michael) han hecho un cambio de guion considerable en su segundo esfuerzo, Go To School.

Los D’Addario, hijos de artistas, se alejan del estilo psicodélico y los singles épicos como As Long As We’re Together o Haroomata para crear un consistente y operístico musical. Y como en cada musical, aquí también hay una historia, en concreto la de Shane, un chimpancé adoptado y criado por sus padres como humano que se va cruzando con los diferentes obstáculos que tiene la vida, tanto en su hogar como en el colegio. Sobre todo, se centran en esto último, lo cual sirve para representar al “diferente” del aula.

Una narrativa con la que se valen para ir añadiendo personajes y situaciones como el acoso: aparece la novia, Daisy, a la que no se cortan en comentar que la quieren hasta los profesores (Queen Of My School, perteneciente a la versión japonesa del primer LP y rehecha para esta ocasión); el matón que le hace la vida imposible, Robert Jr., a quien nos lo presentan como una persona con graves problemas familiares (The Bully); o sus padres (Rock Dreams y Never Know), a los que les cuesta decir la verdad a Shane sobre su condición, no en vano le culpan a él de truncar su sueño de ser estrellas de rock.

Y si en 2016 fue Jonathan Rado de Foxygen quien produjo el disco grabado en su garaje, aquí los neoyorquinos dan el salto al estudio familiar, donde han trabajado con nada más y nada menos que Todd Rundgren y el batería de Big Star, Jody Stephens. El primero pone voz al padre del primate, con el que muchas personas, en cierta medida, se podrán sentir identificadas gracias a una temática tan habitual, atemporal y, porque no decirlo, vista en tantas películas americanas -cambiando al simio- como la mencionada. Pero no son los únicos colaboradores, ya que sus propios progenitores también han ayudado a crear el resultado final.

Con este hilo conductor, The Lemon Twigs nos sumergen en una mezcla que no dejará a nadie indiferente. Desde momentos cómicos e imprevisibles como en The Bully, al rock & roll más juvenil y fresco (Rock Dreams), pasando por piezas de un carácter más profundo y teatral (Born Wrong / Heart Song). Y claro, con tal cantidad de detalles, armonías y melodías en la hora que dura el musical, resulta a ratos demasiado cargante para un oyente que acaba abrumado por el evidente talento compositivo del dúo, pero también por el desvarío que genera un conjunto tan heterogéneo.

Sin embargo, dentro del repertorio no es complicado encontrar himnos, y menos cuando estamos hablando de los hermanos D’Addario. Así, The Lemon Twigs nos van regalando piezas como la glamurosa apertura del musical (Never In My Arms, Always In My Heart), la sencillez de la aletargada Lonely o el climax coral de The Fire. Una combinación de arreglos de vientos, cuerdas y percusiones en la que destacan las armonías vocales y que, por momentos, ayudan a sumar alicientes al disco para ser representado algún día en Broadway, donde ambos ya han actuado.

Ante toda esta amalgama sonora que nos ofrecen los D’Addario, queda como gran incógnita cómo plasmarán esto en directo. De momento, ellos ya avisan que preparan más música para dentro de poco. ¿Con qué nos sorprenderán? No se preocupen, habrá tiempo para pensarlo. Ahora toca volver al colegio, agárrense al asiento del autobús, porque puede llegar a ser una experiencia traumática.

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