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THE KOOKS – LET’S GO SUNSHINE

Esperado, controvertido y variado es Let’s Go Sunshine, el quinto trabajo de The Kooks, la banda británica con casi dos décadas de trayectoria. Tales adjetivos merecen un breve espacio y su correspondiente descripción pues son esenciales a la hora de hablar de este trabajo. El anhelo de los más fanáticos de la banda se ha materializado cuatro años después en una quincena de pistas cargadas de sonidos cotidianos, familiares, pero perfilado para que suenen únicos y actualizados. Entre su temática no defrauda, pues habla de desamores y esperanzas tal como cabía esperar, pero es necesaria más de una escucha para sacarle el jugo que oculta en su interior.

La diversidad de opiniones también ronda la crítica de un álbum que se ha hecho esperar hasta el último día del mes de agosto. Sus tres antecesores coronaron en Reino Unido los Top20 aunque éste ha quedado un poco apartado de tales reconocimientos. Gran parte de este hecho se debe a la controversia que ha arrastrado su lanzamiento. En él se escucha un intento de la banda por afinarse en sonidos diferentes, en desviar la mirada esperada hasta conseguir tal variedad de registros que no muchos ven este disco como un proyecto conexo. Por ello es que sus canciones se oculten en listas “Indie Rock”, “Indie Hits” y similares de Spotify que otras que valoren álbumes al completo.

Su ágil comienzo de arranca con una intro que dará nombre al tema en cuestión, Kids. El coro infantil no sonará en esta pista sino en tal overtura y el sonido brit será coreado mientras estén sobre el escenario gracias a unos aclamados “uoh uohs”. All The Time por el contrario, es el primer sencillo y ocupa el ter puesto en el tracklist. Es veraniego, romántico y más acústico. No llega a ser balada pero trae un ritmo diferente a lo ya mencionado. La verdadera balada suena a caribe y ocupa el noveno lugar bajo el título de Honey Bee. Es el claro ejemplo de que este disco habría encajado en verano mejor que en otoño, pero la sobreproducción y el empeño del grupo por publicar tantos temas lo han retrasado lo suficiente.

Brandon Friesen y Chris Seefried son los encargados de la producción y han redirigido al grupo de tal manera que hay buen futuro a la vista. Se nota frescura aunque, como buena innovación, no está depurada del todo y se hará notar en futuras entregas. Y retomando el listado de temas, cabe mencionar el segundo adelanto que no se escuchará hasta el final. No Pressure es la última canción del disco y devuelve el mid-tempo y la ternura pastelosa al mismo. Entre medias, se puede disfrutar del tercer sencillo, Four Leaf Cover, de nuevo con una gran potencia acústica. Pamela destaca por ser la más “cañera” entre un disco que luce mejor de noche y con una simple lámpara como foco. Un disco por lo general lento y criticado por su ambición, por su exceso de temas similares y, a su vez, dispersos. Por su falta de conexión bajo algo convencional. Su intento de explorar nuevas escenas por parte de la banda, aunque sin ningún resultado a destacar sobre los demás. Su amplio repertorio de pistas que pudo ser cribado y concentrado en dos tercios de su resultado y con lo más exitoso y notable. The Kooks traen una propuesta interesante para sus seguidores, una lista de anécdotas e historias bonitas pero pocas escenas a recordar.

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