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THE JAYHAWKS – MOCKINGBIRD TIME

THE JAYHAWKS - MOCKINGBIRD TIMEDe ellos se ha dicho que son la mejor banda desconocida del planeta. También que su gran virtud y punto fuerte son las hipnóticas combinaciones vocales de sus dos líderes, Gary Louris y Mark Olson, y que perdieron personalidad e inspiración tras la marcha del segundo a mediados de los 90’s.

Quince años después, esas dos apreciaciones llenas de entusiasmo y purismo, y que en su día sirvieron para definir, y estereotipar, la esencia de la banda parecen más rebatibles que nunca. En primer lugar, porque The Jayhawks, sin ser ningún fenómeno mediático, ni mucho menos, han recibido la suficiente atención mediática en nuestro país como para seguir siendo considerada una reliquia de culto para las minorías. Y en segundo, porque ese órdago de que un disco con Louris y Olson siempre marcará más diferencias que uno con sólo Louris al frente no siempre se sostiene. La arrebatada melancolía de Sound Of Lies, la obra más conmovedora que jamás haya registrado este grupo, y que se grabó inmediatamente después de la marcha del ex marido de Victoria Williams, es una contundente prueba. Y la obra que nos ocupa, a ratos maravillosa, casi siempre interesante pero seguramente la menos gloriosa desde los lejanos tiempos de Blue Earth, otra.

Mockingbird Time, hay que decirlo ya, era uno de los discos más esperados de la temporada para cualquier seguidor del rock más tradicional con un mínimo de paladar. Olson, tras su ausencia de la formación y una irregular carrera en solitario, tan trufada de discos hermosísimos (My Own Jo Ellen, December’s Child, Salvation Blues) como lastrada por títulos profundamente olvidables (Mystic Teathre, Politikal Manifest), volvía al grupo de su vida y la algarabía entre los seguidores era máxima. Las expectativas eran desbordantes, máxime cuando él y Louris se conjuraron para grabar el mejor disco de toda su trayectoria común. Declaración de intenciones cargada de ilusión pero que, evidentemente, no se ha cumplido. El listón era muy alto, con esas dos cumbres llamadas Hollywood Town Hall y Tomorrow The Green Grass, que junto al citado Sound Of Lies conformaron una de las trilogías más exuberantes y bellas que ha dado la música americana en toda su historia.

De todos modos, y ya puesto este flamante y esperado álbum en contexto, el resultado es bastante satisfactorio. Pocos agujeros, escasos pasos en falso, puede encontrar uno en Mockingbird Time. Es un disco que, de entrada, y excluyendo la adictiva She Walks In So Many Ways, quizá se antoje algo disperso, algo melifluo, pero que encierra un sinfín de detalles, que van asomando con las escuchas. Resulta complicado emparentarlo con Hollywood… o Tomorrow…, más country-folk, algo más rotundos y clásicos. El octavo álbum de The Jayhawks parece imbuido de un sonido más pop, de una mayor ligereza, con líneas de piano y arreglos de cuerda. La producción suena limpia, cristalina. Pero un fan de esta banda no debería desconcertarse, ya que no se desmarca mucho de los parámetros apuntados en Rainy Day Music, la anterior obra del grupo, publicada ya hace ocho años. Y supera con creces ese discreto Ready For The Flood, grabado en 2008 por ambos bajo el nombre de Louis & Olson. Quizá la sensación general, volviendo a Mockingbird Time, es de excesivo aseamiento, quizá se eche en falta mayor protagonismo de las guitarras, pero ese sabor agridulce, esa amargura contenida, esos ecos a Neil Young, o The Byrds o Blue Rodeo, o incluso The Band, siguen sobrevolando el paisaje.

Por lo demás, si nos centramos en lo verdaderamente importante, las canciones, estos genios de Minneapolis siguen ridiculizando a media humanidad. La citada She Walks In So Many Ways, Closer To Your Side, cantada por Olson con las entrañas, la briosa Cinammon Love, o Puring Rain At Dawn, rebosante de fragilidad, están al alcance de pocos, y aunque ninguna se cuela en el olimpo de joyas del grupo justifican por sí solas esto tan inabarcable e imprescindible en nuestras vidas llamado música. Quizá a ese elevado pedestal, siendo un poco benevolente, podría auparse Tiny Arrows, el momento álgido de Mockingbird Time, una pieza oscura y enigmática, pero que poco a poco te perfora el corazón para no salir de allí jamás. Sin atravesar un pico de especial lucidez compositiva, tampoco ignoremos que hay un buen puñado de cortes un tanto intrascendentes (la homónima, Black Eyed Susan, Hey Mr. Man), Louris y Olson se meriendan sin problemas la mayor parte de los discos de un género al que todo el mundo parece querer apuntarse, algunos omitiendo el hecho de que una barba poblada, un sombrero de cowboy, una cara bonita y una versión de Johnny Cash no bastan para ser grande. Grande es Gary Louris, y grande es Mark Olson. No muchos más. Porque si hablamos de las dos últimas décadas y excluimos a los maravillosos Drive-By Truckers, ningún grupo ha recuperado la música de raíces americana con más clase, emoción y dignidad que The Jayhawks.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10

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