Los inconmensurables Flaming Lips nos regalan un nuevo discazo: Oczy Mlody. La enorme banda de Oklahoma es imperecedera y lo vuelve a demostrar una vez más con el que ya es, nada más y nada menos, que su decimosexto álbum. Han pasado décadas desde su flamante debut Hear It Is, y también han buceado en gran variedad de estilos mostrando siempre una clarividencia y una coherencia musical inusual. No cabe duda de que fue en los ’90 cuando la banda adquirió notoriedad internacional y conquistó a las masas del rock alternativo con brutales trabajos como Transmissions from the Satellite Heart en plena época grunge o The Soft Bulletin ya en 1999, y que suponía una auténtica transformación artística. Por otro lado, del todo comprensible dada la naturaleza de la banda tendente siempre a experimentar. Y así fueron pasando los años y los grandes discos de Flaming Lips, a cual mejor y más renovado, desde sus ritmos cada vez más hipnóticos y progresivos, hasta sintetizadores y baterías electrónicas. Tal es el caso de Yoshimi Battles the Pink Robots en 2002 o The Flaming Lips and Heady Fwends en 2012, más experimental aún y psicodélico.
Si nos adentramos en las entrañas de Oczy Modly lo primero que podemos observar es que Wayne Coyne y compañía siguen demostrando que, no sólo siguen en forma, sino que dan una nueva vuelta de tuerca en su afán psicodélico más setentero. Y es que, el decimosexto trabajo de Flaming Lips, ahí es nada, es como todas sus obras, íntegro, arriesgado y conceptual: El disco oscila entre parábolas sinuosas y un mundo atropellado y robótico en el que el personal ha de consumir una droga llamada, como no, «Oczy Modly».
El track más reseñable es el impresionante y narcótico How??, de vídeoclip absolutamente genial y extravagantemente demencial. Se trata de un temazo que te envuelve a la primera escucha y que nos transporta a las mejores épocas de la banda. Sonidos misteriosos de psicorock, guitarras vertiginosas y sintetizadores con secciones de ritmos electrónicos para no parar de bailar jamás.
Otra de las maravillas del álbum es There Should Be Unicorns, de título quimérico, pseudo-surrealista, en la línea progresiva y de gran calado «psicológico» que marca el transcurso turbulento y también armónico de las canciones. De pronto, nos topamos con Sunrise (Eyes of the Young): He aquí donde Flaming Lips dan una nueva vuelta de tuerca y el estilo del disco cobra una inédita dimensión. Sin perder empaque ni credibilidad, a la psicodelia se le añade ahora la frescura de ritmos más cálidos y bailables como su propio título indica ¡Una nueva genialidad, ni más ni menos!
Finalmente, cabe mencionar la simbólica The Castle, tema número diez del tracklist de Oczy Modly, tonada espectacular que junto a Almost home y We A Family, parecen indicarnos el final del psicotrópico viaje que representa el brillante LP. De esta manera, este discazo cierra el círculo y,como todas las grandes obras de arte, su final queda abierto a la libre interpretación y a la duda del ávido oyente. A la duda existencial que ¿podría sonar errática y espiritual como la citada Almost Home? Sí amigos, Flaming Lips siempre nos guardará un hueco en el que cobijarnos a los bichos del mundo, y sí, casi en casa, porque seguiremos siendo nómadas errantes escuchando a esta única e inimitable banda: Larga vida e interminable viaje.