Son voces imperfectas, fuera de lo común y en ocasiones difíciles escuchar. Pero tienen personalidad propia. Se alejan de productos prefabricados y manufacturas en serie para dar paso a la sensualidad y al magnetismo, apelan directamente a los sentimientos y consiguen elevar notablemente el nivel de la banda.
En Degeneration Street, nuevo álbum de la banda, Murray Lightburn juega con su voz y consigue sumar puntos a un disco falto de ellos. Es una obra que peca de larga, lenta y en algunos momentos, incluso aburrida. Y mira que tiene giros bastante interesantes, con canciones muy distintas entre sí. Sólo hay que ver la diferencia entre Omega Dog y 5 Chords, primer y segundo cortes del largo. Quizá sea esta gran diferencia entre unos temas y otros lo que hace que la obra en conjunto falle.
Degeneration Street parece deslavazado, recogiendo un montón de temas que bien podrían pasar por un recopilatorio de temas b. Y es una pena albergar esa sensación, porque lo cierto es que The Dears se mojan y experimentan con la música, ofreciendo una paleta de colores muy diversa: tan pronto se marcan temas marcadamente rockeros como Stick With Me Kid o Thrones, como juegan ritmos country en temas como Easy Suffering u ofrecen canciones con sabor a baladón como ocurre en Lamentation, en Galactic Tides.
Cuidado, que hay grandes temas, como puede ser la inmensa Blood o Yesteryear, aderezada con toques surf. Pero la cosa no cuaja.
Pudiera ser el excesivo sentimentalismo que todos los temas parecen desprender. Pudiera ser que estemos ante un disco de rock a medio hacer, queriendo llegar pero sin conseguirlo, apostando pero sin jugársela demasiado.
El caso es que este Degeneration Street no es capaz de hacer disfrutar el disco de principio a fin. Tiene momentos álgidos puntuales y caídas en picado hacia la monotonía y la canción incapaz de aportar nada. Una pena que Lightburn y los suyos no hayan sido capaces de exprimir al máximo su talento.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 5 / 10