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TAIACORE – FREEDOM

Querían decibelios, y los han conseguido. El segundo LP de la formación madrileña Taiacore, Freedom, es una bomba sonora que trasciende las raíces americanas de su primer álbum para dirigirse hacia nuevos derroteros musicales. Doce pistas que, durante treinta y siete minutos, rompen los moldes del género y toman a su antojo elementos del country, el pop, la electrónica e incluso rozan el punk –en temas como Teenage Nightmare–. Un verdadero soplo de aire fresco al panorama musical patrio –sin ir más lejos, ellos han reconocido que «no pegan nada» con el indie que se hace aquí–.

La voz, curtida en la lírica, de la madrileña Marta Tai, se impone como hilo conductor del trabajo. La cantante adopta numerosos registros, rozando el desparpajo en Women, cierta ternura sureña en Freedom, o un registro más clásico y lírico en This Time, tema cuyas modulaciones finales no pueden sino remitir a los franceses Daft Punk. Tampoco son pocos los coros, ecos y reverberaciones de la voz de la madrileña, que se envuelve sobre sí misma, una y otra vez, entre los acordes y melodías instrumentales de su compañero italiano Vincenzo Tancorre.

La tónica del disco es el movimiento, la energía. Decibelios que emergen, por ejemplo, en Alone, uno de los temas probablemente más sorprendentes del álbum. A partir de un arpegio de guitarra española en bucle, surge la voz rasgada de Tancorre para hablar sobre el desamor. Sin embargo, a lo que podría parecer una pieza acústica y minimalista se suman poco a poco distintas capas y texturas: voces sampleadas y beats que rompen, en el último minuto, sobre una especie de secuencia trance que podría resonar perfectamente en las pistas de cualquier discoteca.

Si bien Alone es la máxima muestra de esta voluntad electrizante de los renovados Taiacore, no es la única. La mayoría de los temas, como ya anunciaban los dos singles –Women y I Said No– son un chorro de sonidos sintetizados a partir de guitarras eléctricas y cajas de ritmos.

Pero en ‘Freedom’ hay también momentos para el reposo, como la más acústica balada Beginnings and Endings, donde la voz de Marta es arropada entre cuerdas y teclados, o Learned How To Hate You, pieza country de empoderamiento sobre el desgaste de las relaciones.

Las letras del álbum rehuyen el lenguaje poético y metafórico para hablar claro sobre lo que el dúo ha decidido: en este caso, las relaciones amorosas. El álbum parece, en este sentido, un grito a la libertad y al amor sin cadenas. Tai y Tancorre, además, recogen la fuerza del movimiento feminista en los dos temas que abren la pieza: Women, en la que se plantean «¿qué sería el mundo sin mujeres?»I Said No, donde que toman el grito de #NoEsNo para alzarse, a través de la música, contra el acoso.

Pero, a pesar de las múltiples capas y adornos pop y electrónicos en la mayoría de los temas, por las venas de Taiacore sigue discurriendo la  música de raíces americana, y esta permea inevitablemente la mayoría de pistas del disco. Ya sea en los riffs, los ritmos, los silbidos, las melodías o estructura, muchas de sus canciones recuerdan al country que el dúo ítalo-madrileño presentaba en 2016 con Innocent.

Así, el ritmo del bajo y el banjo ganan protagonismo en temas como Baby Boy, Learned How To Hate You, Drunken Love, o la final Freedom, donde una línea sostenida de sinte sirve como base electrónica para la melodía. Una suerte de pieza «electro-country», que explora una clásica narrativa como es la vida libre y la añoranza del hogar. El tema evoluciona, hacia el siguiente y último track, Freedom (Blowing in the air), y se convierte en una coda puramente electrónica.

‘Freedom’ se constituye como una propuesta interesante y fresca, donde la madrileña y el romano vuelcan sin miedo sus numerosos intereses musicales, desde Hank Williams y Johnny Cash hasta Nirvana, Air o Metronomy. En vez de ofrecer una propuesta sonora única, ofrecen un catálogo de atrevimientos sonoros, que hacen a uno preguntarse cuáles serán los caminos futuros a recorrer por el dúo basado en Madrid.  Será interesante, también, escuchar el trabajo en directo, y así averiguar cómo abordan estos chicos las dos caras de su particular moneda.

 

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