Hay que decir que el álbum, rock en estado puro, está impregnado de un punto low-fi, sabor playero y veraniego (la influencia de West Palm Beach, de donde viene la banda, es patente), y un cierto regusto sesentero que convierte al largo en una obra que puede ser escuchada tanto por modernos gafapasta, como por muchachada a la que le importa un pimiento la música indie y eternos nostálgicos de la música “de antes”. Vamos, que es un cd que podéis escuchar tus padres y tú juntos sin que tus progenitores te digan eso de “no sé cómo puedes escuchar esto, esta música no es música, es ruido, y te tiene que estar volviendo tonto”. Bueno, eso te lo pueden decir tus padres si no tienen un puntito rockero, pero seguro que son más permisivos cuando te oyen escuchando a Surfer Blood que a Passion Pit, por poner un ejemplo. Astro Coast es el disco perfecto para escuchar en casa o en la calle con el mp3 a todo volumen, porque encaja en cualquier situación.
De todas las canciones, hay que destacar sin lugar a dudas el gigantesco y fascinante Swim. Si el mundo de la música fuera justo, convertiría esta canción en un himno generacional, por su sonido contundente y rabioso que llama a la revolución contra el aburrimiento. La otra gran canción es todo lo contrario: un tema tranquilo y sosegado, que invita al baile pegadito –no rollo Sergio Dalma, no se confundan-, titulado Harmonix. Y aunque estas son las piezas que se convierten en la seña de identidad del largo, vuelvo a insistir en que todas las canciones son buenas e imprescindibles en nuestro reproductor de música.
Take It Easy y Floating Vibes nos ofrecen dosis de ritmo al más puro estilo hawaiano embotellados en temas que transmiten buen rollo nada más ser descorchados. En determinados momentos incluso parecen tener ciertas influencias de Vampire Weekend, sólo que con voces más sucias y sonido más garage, cuya mejor muestra es el tema Anchorage.
Una forma de aligerar la carga tan potente del álbum es con Neighbour Riffs, un tema exclusivamente musical que, como bien dice el propio título, tiene uno de los riffs más pegadizos que se puedan escuchar. Twin Peaks recoge el testigo y vuelve a elevar el sonido, de manera gradual y marcando el camino que seguirá Fast Jabroni, situado tan sólo dos niveles por debajo de Swim, y cuya cara opuesta es Slow Jabroni, canción lenta pero con fuerza. Remata el disco Catholic Pagans, que se convierte en el broche de oro a un disco de altísimo valor.
Pero, a pesar de considerarlo uno de los grandes descubrimientos del 2010, hay que ser justos: Surfer Blood no están marcando un antes y un después en la música porque, no nos engañemos, no están haciendo nada nuevo ni nos están descubriendo nada que no hayamos escuchado antes. Pero tampoco necesita ser un punto y aparte, porque sólo es el primer álbum de este grupo de Florida, y muchos grandes de la música querrían haber tenido un disco de debut a la altura de este Astro Coast.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8,5 / 10