Pero señores, aquí hay más tela que cortar. El 24 de marzo, Suede, con su última formación (Anderson, Osman, Gilbert y Oakes) más el recuperado Neil Codling a los teclados y la guitarra, tocaban en el Royal Albert Hall de Londres en un acto de lucha contra el cáncer. A este concierto le siguió otro más en el Ritz de Manchester y otros dos festivales veraniegos en tierras nórdicas. Rumores sobre la vuelta del grupo iban y venían, cada vez más potentes cuando los londinenses anunciaban una minigira europea de seis fechas, entre ellas Barcelona, y un concierto en el O2 Arena de Londres, al que se le ha sumado recientemente otro en el Bush Hall de la capital inglesa el 27 de octubre y que tiene el cartel de no hay billetes. Los fans creemos y queremos que la rueda debe girar de nuevo. ¿Será todo esto la excusa para publicar nuevo álbum el año que viene? Brett, en una reciente entrevista publicada en NME, dijo que no estaba seguro de que si eso es lo que quieren los fans ahora. En mi opinión, tirón seguirían teniendo (de los ocho conciertos anunciados, cuatro están sold out a un mes de los mismos).
Respecto al álbum, no hay nada nuevo que decir respecto a las canciones, auténticas joyas de la música contemporánea repartidas en dos discos, con especial énfasis en temas de los dos primeros álbumes y sus respectivas B-Sides, entre ellas My Dark Star, en mi opinión, la mejor canción británica de los años 90, The Living Dead o To The Birds. Interesante también el destacar que Bernard Butler y Brett se reunieron, casi veinte años después, para escuchar y remasterizar juntos los temas del disco: “Fue algo magnífico y extraño escuchar The Drowners con Bernard, algo que no habíamos hecho juntos desde 1991 ó 1992” ha dicho Anderson en la susodicha entrevista en NME.
Qué pena que no vuelvan esos tiempos en que ambos se sentaban a escuchar canciones juntos. Al menos, esperemos que Suede sigan, en directo o con nuevas canciones, girando la rueda.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9/10