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SPOON – HOT THOUGHTS

Mientras en la era de Internet el hype ha alimentado de forma salvaje y desmesurada a grupos con apenas una referencia discográfica, Spoon parece una de las pocas bandas con las que tanto crítica como público seguimos en deuda. Los de Austin llevan prácticamente desde 1997 (veinte años, poca cosa) sacando álbumes como mínimo notables, sin fallo, sin pasos en falso a pesar de las dudas de Transference o la experimentación de Gimme Fiction. ¿Cuántas bandas contemporáneas pueden fardar de un currículo tan límpido y brillante como la de Britt Daniel? Radiohead sería prácticamente la única, aunque sus carreras, aun siendo bastante paralelas han ido por derroteros totalmente diferentes.
Hot Thoughts es seguramente el disco con menos nivel de los últimos siete que han sacado Spoon. No nos alarmemos, es un disco realmente bueno, divertido y entretenido. Pero no hay canciones de la talla de sus predecesores más antiguos, aunque sigue presente la melodía por la melodía, ese groove siempre implacable, y un aire funky prácticamente inédito que le otorga un ambiente especialmente sugerente. Este es además su trabajo -si cabe- más abierto. Dos de los cortes superan los 5 minutos, un hito en su discografía, y más contando con que en uno de ellos ni siquiera aparece la propia voz de Daniel (ni ninguna otra). Muchas novedades también en la zona rítmica, donde Jim Eno, como ya hiciera en They Want My Soul, empieza a tontear con las cajas de ritmos y sonidos mucho más progresivos y líquidos, que le otorgan una renovada imagen a gran parte del resultado final.
El álbum es perfectamente divisible por el tema céntrico, Pink Up, largo y denso, y que corta de raíz la sarta de hits previa. El primero es el que da nombre al disco, con una guitarra soberbia y esos teclados en estéreo que van y vienen de forma prácticamente angustiosa. En muchas entrevistas se le pregunta a Britt Daniel que hace que cada nuevo tema de Spoon sea un hit a pesar de sonar perfectamente equiparable a cualquiera anterior, y el cantante no sabe responder. Así de innata e inexplicable se presenta una y otra vez la inmediatez de la banda tejana, que, a pesar de tener siempre un sonido pulido y bastante exclusivo, resulta tremendamente accesible. Se hace notar también en Hot Thoughts la instauración definitiva en la banda del pianista Alex Fischel, que aporta melodías y tensión, además de marcar constantemente el pulso a las canciones. Ejemplo claro es la tercera, Do I Have to Talk You Into It, en las que sólo por medio de él y el potente bajo se crea otra canción redonda, que acompaña perfectamente los acordes de su sucesora, la ya eufórica First Caress. A partir de aquí con la anteriormente mentada bajan las revoluciones, las pulsaciones y comienza cierto desconcierto. Pink Up crece a cada escucha, con su aura misteriosa, reflexiva y hasta tristona; como un interludio que se alarga entre frases separadísimas de Daniel y xilófonos que se saltean con cajas de ritmos extremadamente reverberadas. También se escucha bossa nova y hasta jazz… Puestos a pensar en ello, parece absolutamente implanteable esta conjugación en un disco de Spoon (aunque ya metieron mano al segundo en Gimme Fiction) pero sucede de forma primero inesperada y seguidamente orgánica.
La segunda mitad del disco abre con el segundo single; Can I Sit Next To You. Otro hit con un toque de sensualidad en su medio tiempo, en las palmas, y en esas guitarras que se ofrecen coquetas pero no terminan de mostrarse hasta su espectacular estribillo. Hot Thoughts parece un disco repleto de riesgos; en I Ain’t the One, con una guitarra que podría pertenecer a Kill The Moonlight, Eno enseña un suave beat que prácticamente no rompe más que durante la sección instrumental de la canción. A pesar de ello no es posible desprenderse de esta inquietud que provocan las canciones de Spoon, se hace difícil discernir si se trata de una simple balada o algo más. Seguidamente el teclado góspel (Bad Religion, Frank Ocean) introduce uno de los cortes más redondos del largo, Tear It Down. Volvamos a ello, uno de nuevo no podría saber si está hablando de un tema grabado hace 25 años o hace una semana, los de Austin, aunque humanos, no parecen sufrir la misma entropía que el resto de mortales. Sus canciones suenan añejas, juveniles, accesibles y limpias. Música para todos los públicos y sin embargo apta para cualquier consumidor elitista. Como anécdota queda el fantástico cierre, Us; con los acordes de Pink Up pero esta vez trabajados exclusivamente por saxofones, sin base rítmica, sin voces más allá de algún coro aleado al sonido de los vientos. Aunque la voz de Britt Daniel siempre sea un aliciente, se debe admitir el hermoso resultado de este outro instrumental, perfectamente utilizable para un cierre de noche solitaria y ebria.
Hot Thoughts se convierte así en otro disco top más de Spoon, en el que por fin se nota el paso del tiempo (no es fácil escuchar más de cien canciones de una banda y seguir considerándolas todas igual de buenas), y en la mayoría de los momentos para bien. Los de Texas, que no van a recibir tanta admiración por este álbum en concreto, no tendrán problema igualmente para presentar en directo un impecable repertorio que parece no tener fin.

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