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SPIRITUALIZED – AND NOTHING HURT

Una ocasión un amigo me comentó cuando le dije que me había escuchado un montón de veces el nuevo disco antes de ver a cierta banda en directo que él no. De hecho, no había escuchado aquel  álbum ni una sola vez. Me pareció una tontería, ¿qué era eso dejar escapar la ocasión decantar los temas nuevos como buen fan, saber los cambios y todas “esas cositas” que hacemos en directo? Su explicación fue clara, “un cd es algo inorgánico, la banda en directo interactúa con el público, no hay mejor ocasión de escuchar un nuevo disco que en directo”. Me dejó planchado. “La emoción de la reacción del público con los nuevos temas será especial seguro si son buenos, las canciones entonces crecerán porque no están cansados/as de tocarlas como sus hits. Ya hay otras personas que seguro se saben la lección, en mi caso, prefiero que sea la primera vez en directo.”Fue algo así aquella conversación de alguien que por cierto me dejó aquel disco con diseño de medicamento. Años después, cuando vi que venían Spiritualized a una sala con su nuevo disco y que, en los repertorios, aparecía su nuevo trabajo entero pensé que iba a ser la ocasión para disfrutar (ya no es escuchar o ver) de una de mis bandas favoritas tal y como hizo mi amigo en aquella ocasión en la que él cerraba los ojos mientras yo me empeñaba en canturrear.

Tras haber vivido aquella primera escucha de And Nothing Hurts en directo (reseña Spiritualized en Barcelona) mi  conclusión es clara, es su mejor trabajo hasta la fecha. No es mejor que Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space. Pero es igual de bueno con la diferencia de que L&G no pudieron llevarlo al directo tal y como le hubiera gustado a Jason y eso le frustró y le hizo tambalearse disco tras disco y, en este caso, se guardó las espaldas componiendo su nuevo cancionero de tal forma que esto fuera posible. Y vaya si lo fue.

El disco abre con una pequeña canción introductoria a todo lo que viene después. Un dulce guiño a su obra magna. Una pequeña luciérnaga destelleante verde en mitad de un bosque a oscuras. A perfect miracle ya nos avisa de por dónde van los tiros. Los loops han sido sustituidos por diferentes líneas de guitarra pero ese espíritu tendiente a las grandes orquestaciones sigue presente. Coros y cuerdas se abrazan en esa grandilocuencia sutil que maneja a las mil maravillas. Sonar grande sin ser épicamente cargante no es sencillo. Supongo que hay que ser británico/a para no entrar en terrenos horteras y manejar una vasta cultura musical más allá de los cánones de la música clásica, de cámara y académica. Hay que haber sido un Spacemen 3 para lograr ese bello aire que respirar. Una suerte de fina bruma que parece posarse sobre el musgo aún con pequeñas gotas tras la lluvia al amanecer.

I´m your man fue el primer single (ahí reconozco que no pude soportar la espera y lo cacé el primer día). Un medio tiempo con estructura de blues dedicado a su madre en el que en mitad de la canción deja espacio para un sencillo arreglo de guitarra sucia que contrasta con los vientos. Estructurado, con estribillo claro, me parece una gran selección para un primer single de un trabajo que repasa toda su carrera de forma más o menos intencionada. Here It Comes (The Road) Let’s Go. El camino, la vida. Con ese repeater tan característico desde los ochenta que tantas bandas le han cogido prestado de forma bastante delincuente sin mencionarle. La voz de Jason lejos de otros tiempos en que intentaba apretar y mostrar más polivalente, está en un espacio cómodo arropado por los coros femeninos de voces negras. De nuevo, dejando espacio desde su supuesto ego en aras de la canción. Suena quizá más narrativo, más pendiente de la respiración sin sobresaltos que de las notas. Para eso está todo lo demás en un disco compuesto desde una habitación con un pequeño portátil tras varias ruinas económicas.

Lets dance se presenta susurrante, tímida. Frágil. Como si se tratara del comienzo de una peli indie con letras escritas a mano mientras nuestro protagonista camina de espaldas a la pantalla en un día a día decididamente rutinario pero que acabará siendo de lo más interesante a nuestros ojos cuando alcanza a “su ella” // Hold my hand awhile // We’ll go out in style and dance // C’mondarling let’s dance //. Estamos ante un disco de redención en el que podría caer confeti en los finales de las canciones del techo mientras repican las campanas. Un canto a la vida en el que su compositor y productor ha decidido no dejarse nada en el tintero. Y si bien reconocemos cuando Spiritualized abrazan el góspel y el blues, no puedo olvidar su capacidad para retorcerse y retomar esa influencia de los Stooges con las guitarras engrasadas en fuzz. Una de mis debilidades son ese tipo de canciones que sonrojan a más de una banda de rock(bueno, de supuesto rock) y ahí es donde nos encontramos con On the sunshine; un espiritual cuya letra y cadencia podría haber sonado en los años treinta en voz de un bluesman sin zapatos y con el traje roído y el alma del tamaño de un campo de fútbol. En sus manos, reparte cera sin compasión con una banda abnegada a prenderse como un fénix.

Damaged por el contrario hiela, detiene el mundo. Wanna just close my eyes // Feel like I’m living // Feel like I’m alive// Wrapped up in clover // And I’m safe from the tide // Feel like I’m floating// And I’m laid out in time // Darlin’ I’m lost // And I’m damaged //Over you. Suena a blues de carretera, garito de madera y cerveza y a derrota. A vena, suelo frío y llanto en la soledad. A cielo plomizo y abrazos perdidos. A zapatos gastados y pantalones usados. Todo sostenido en un pedal steel y una base rítmica sencilla, fina, que le lleva acompañando algunos años ya. Capas de guitarras, tintineos y profundidad más allá de lo tridimensional que le dejan a solas llegado el momento para volver a su respiración hecha palabra. O a esas palabras que respirar. Darlin’ I’m lost // AndI’m damaged //Over you. The morning after en cambio tiene algo del sonido Canterbury que te hace ser algo más optimista hasta que muestra una ácida crítica de los tiempos que corren urgentes para concluir en una barrera de free jazz tras la que la banda sigue en sus trece sin mover un ápice. Todo un ejercicio de sutileza que en directo permite seguir bailando rodeado del caos. Belleza y técnica a la altura de genios.

Finalmente llegan The Prize y Sail on Through. La tormenta ha pasado. Uno/a, a poco atento/a que haya estado, respira cierto agotamiento en el que se encuentra nuestro héroe. Su obra es magnífica pero el precio que ha pagado es tan elevado que no se esconde y nos canta/cuenta And time // We’ve got a life and life’s aprize // But I don’t know, dear // If love, dear, will fall or if it’ll rise //And I don’t know if love’s the prize. en un nuevo acto de desnudez y falta d epudor llenos  de generosidad. Espero que no haga falta que nos falte para que los grandes medios se den cuenta de la obra que ha escrito J. Spacemen porque es una inmensidad en composición,arreglos, sonido, letras e intención.

Creo que “hold” es una palabra recurrente en la discografía de mr. Pierce. Sólo con ella podía finalizar este nuevo disco. Sail on trough cierra una obra mayúsculadesde la desnudez, con coros. Con una sensibilidad para la belleza tan poco usual en los tiempos de instagram y los filtros valencia que aún le dota mayor valor al servirnos como oasis en un mundo cada vez más falto de eso, de abrazos. Porque si bien estamos apostando por toda una serie de trampas narcisistas enmascaradas en el culto al individuo, nos estamos dejando por el camino el nosotros/as. Porque uno/a sólo no se puede abrazar.

No hay nada más radical hoy en día que apostar por el nosotros/as desde el yo.Gracias por recordárnoslo Jason desde la fragilidad de nuestras limitaciones por muchas herramientas que creamos tener para gestionarlo. El viaje ha debido merecerte la pena aunque estés agotado.

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