El pop de dormitorio es un no parar. No cesan de salir intérpretes de este estilo y si no estás atento puedes llegar a perderte alguna de estas cantautoras, en ocasiones, estimulantes. El mes pasado comentaba el debut de Anna Burch y ahora le coge el relevo Soccer Mommy, alias de la compositora de Nashville Sophie Allison. Al contrario que Burch, Allison lleva unos años editando de forma independiente un puñado de temas y EPs.
Ese periplo quedó resumido en 2017 mediante una colección de jugosas piezas que merece la pena escuchar. Tras editar también el pasado año su directo en Audiotree (no sé cómo lo hacen, pero siempre encuentran maravillas), llega en 2018 su debut en largo. Lo hace acompañada de un grupo de músicos puramente masculino: Julian Powell, guitarra principal; Nick Brown, batería; y Gabe Wax, piano, sintes, bajo, mellotron… ¡Y hasta la producción!
A pesar de tanto colaborador, la voz de Allison, que también toca guitarra y bajo, destaca por su manera y capacidad de emocionar con cada palabra que entona. La dulce y embriagadora voz de ella recuerda en las formas a Julien Baker (con esto ya me habré ganado la atención de mucha gente). La portada de Clean, título de esta obra que te limpia de males por dentro, refleja lo que te vas a encontrar: una joven artista metida en su cabaña sonora, a la que llegan pequeños destellos de luz.
En el caso de Soccer Mommy, las letras pecan por momentos de cursis e infantiles, aunque es lo lógico en una chica de su edad. Ya le tocará escribir de asuntos más serios, porque Allison ha llegado para quedarse. Así se demuestra en este trabajo. La primera persona también tiene su importancia. Sin embargo, en el caso de Allison se sirve de ella para mostrar sus complejos y expresar la persona que le gustaría ser. De ese modo, se entienden Cool y Last Girl.
Ambas piezas enseñan, junto a Your Dog, el lado más rítmico de Soccer Mommy, acercándose a una de las últimas voces más sugerentes del género, Jay Som. Como contraste, Allison canta aletargada en la apertura Still Clean, y ofrece hacia la mitad las semi-acústicas Flaw y Blossom (Wasting All My Time), en las que arrebata con folk intimista y sus melodías pop.
La joven deja hacia el final Skin y Scorpio Rising, en las que saca su vena shoegaze, un estilo bastante presente en el conjunto. Aun así, en vez de cerrarlo ahí, regala un interludio, quizá innecesario, y Wildflowers, cuando el cierre debería haber sido probablemente lo anterior. Un cambio en el orden de las piezas habría obtenido un resultado mayor, dejando al final un sabor de boca más refrescante.
Pese a ello, es indudable que Soccer Mommy destaca por su talento interpretativo. Pudiendo mejorar en el apartado compositivo, este primer álbum de estudio exhibe buenas sensaciones de cara al futuro artístico de Sophie Allison.