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SMASHING PUMPKINS – MELLON COLLIE AND THE INFINITE SADNESS

SMASHING PUMPKINS - MELLON COLLIE AND THE INFINITE SADNESSImaginaos que veis vuestra personalidad convertida en música y vais a hacer una reseña de ese disco. Situación vivida con Mellon Collie and the Infinite Sadness de los Smashing Pumpkins.

Pequeño preliminar: primer disco, Gish, nada que destacar; segundo, Siamese Dream, magnífico, producido por Butch Vig, que les dio a conocer internacionalmente; tercero, Mellon Collie, llegada a la cumbre, con el epílogo de la caja de singles del mismo, The Aeroplane Flies High. A partir de ahí, más discos con algún single destacable, cambio de la bajista D’Arcy, enfados de Corgan, adicciones del magnífico batería Jimmy Chamberlain, motivo de su expulsión, y muchos otros culebrones más, tal vez la causa de que se quedaran ahí. James Iha hizo un disco en solitario, nada destacable, y Billy Corgan, años después, la banda Zwan, con algún single por aquí y otro por allá, pero poco más.

Lo dicho, nada como el Melon Collie. Disco doble, pseudo conceptual donde se concentra todo lo representativo de los noventa, curioso que se publicara justo a mitad de la década, desde las canciones más duras, hasta las más tiernas. Todas muy largas para lo que se llevaba en la época, factor ya a destacar y poco visto en el Siemese Dream. Extremado, tanto por las letras como por la instrumentación, a veces oscura y sucia y otras tierna y suave. Todas las canciones y letras (elemento fundamental y muy acorde con la música que las acompaña) son de Billy Corgan excepto dos a medias con Iha que no vale la pena mencionar, pero la unión de los cuatro, aunque no todo, es un importante factor donde reside parte de la genialidad de este disco. Tiene tantas canciones distintas que vamos a repasar las más destacables, aunque en realidad hay poco, poquísimo que no valga la pena escuchar.

Primer disco, Dawn to Dusk (del amanecer al anochecer), disco de día, la correspondiente overtura y algunas de las joyas que lo componen; Tonight, Tonight, con arreglos de cuerda y letra optimista, qué felices vamos a ser esta noche, Zero, ya poniéndonos más duros, palabra que les acompañó en las camisetas en términos de publicidad (quedaba fabuloso en Billy Corgan con camiseta negra y letras plateadas), solo de guitarra del excepcional James Iha  innovador y entrópico, totalmente de acuerdo con lo que la canción transmite y letra terriblemente existencialista, (I’m in love with my sadness – Estoy enamorado de mi tristeza).

Here is no Why, de nuevo guitarra memorable y canción más optimista, Bullet with Butterfly Wings, el colmo del pesimismo, aquí vamos de un lado al otro,  (the world is a vampire – el mundo es un vampiro – spite all my rage I’m still just a rat in a cage – a pesar de mi ira sólo soy una rata en una jaula) que aún me pone los pelos de punta al escucharla. No hay que olvidar la excelente batería de Jimmy Chamberlain, y un bajo memorable. Love, con guitarra cibernética de fondo, letra especialmente escéptica, Cupid de Locke, en el otro extremo, arreglos de otros siglos, lo que parece una arpa, hablando de cupido y sus tejemanejes. Aparte de estas, muchas otras, ninguna mala, casi nada que ver unas con otras, finalizamos con una canción cantada por Iha, de lo peorcito, todo hay que decirlo.

Segundo Disco, Twilight to Starlight (del crepúsculo a la luz de las estrellas), disco de noche. Empezamos potentes, Where Boys Fear to Tread, letra oscura, seguido por Bodies, muy potente, para bajar a Thirty Three, optimista y dulce hasta llegar a 1979, perfecto tema pop, con un admirable bajo de D’Arcy que marca toda la canción, melancólica y alegre aunque con cierto sabor nostálgico y agridulce (más pelo de gallina). Pasamos al hard-core más duro con Tales of a Scorched Earth, voz distorsionada de Corgan, hablando del post fin del mundo, Trough the Eyes of Ruby, centrada en un entrañable personaje, Stumbeline, guitarra acústica y Corgan a solas, suave, triste, para volver de nuevo a decir las cosas a lo bestia en X.Y.U., hardcore de nuevo, o algo que se le parezca, hablando de desvaríos de gente loca y entonando una melodía infantil a lo “el corro de la patata” que aún la hacen parecer más surrealista.

Y aquí empieza la última parte, acabando de modo inesperadamente apacible y sereno. Sección tranquila del disco, tal vez cuando llega la noche se encuentran mejor. Primero We Only Come out at Night (¿murcielágos, vampiros?) en clave familiar, como si lo secreto y lo oscuro fuera cómodo, muy agradable y tierna, nada comparado con lo que viene después. Beautiful, gran canción de amor, de esa que a todas nos gustaría que nos dedicaran alguna vez en la vida, adoración totalmente incondicional, plácida y exenta de toda babosidad que la hace muy escuchable, sobre todo al final, coros preciosos, juego a dos voces, siempre con ese punto dulce amargo que prevalece en todo el disco (you can’t tell who you you’ll love and who you won’t – no puedes decir a quien amarás y a quien no), aunque hablemos de amor incondicional, para seguir con Lily, en el mismo tono, graciosa, delicada, pausada y muy agradable, y llegar a By Starlight, sentimientos profundísimos, donde solo con los primeros compases se nota la emoción con la que ha sido hecha, aparte de la letra, maravillosamente cantada por Corgan, amor correspondido, aunque a través de la tristeza (dead eyes are you just like me? – ojos muertos, ¿sois como yo?), para acabar con una nana cantada por todos, donde nos damos cuenta de que D’arcy, muy buena bajista, pero vocalista fatal, pobre, y los demás, ahí están, parece que diciendo, este disco lo hicimos entre todos y con uno sólo que no hubiera estado, no sería ni la mitad de lo que es.

Dos elementos que acompañaron al LP y que hay que destacar de lo buenos que eran: La estética, tanto el diseño de la portada como de los libretos donde estaban las letras, preciosa caligrafía (¡era cuando los CDs se compraban!) y los mismos CDs, el de día, rosa, el de noche, azul. Aparte de esto, las camisetas; la ya mencionada de Zero y la estética del grupo en general, ya que fue en la promoción del mismo cuando Corgan se rapó la cabeza y desde entonces fue signo inconfundible de su personalidad que le hizo ganarse el mote de bebé gigante (mide casi dos metros), así como las mechas rubias de Iha y lo poco usual que era tener un guitarrista de origen oriental, tema que ahora va cambiando, gracias al cielo.

Y en segundo lugar, los videoclips, cuidados, estupendos, diferentes y muy acordes con las canciones que ilustraban; Tonight Tonight, versión videoclipada de “Viaje a la Luna” de Georges Méliès, fantásticamente hecho, aunque hay que fijarse en que Iha toca el contrabajo como si estuviera cortando jamón (pobre, muy buen guitarrista, pero torpecillo, el tío), el de 1979, fiesta adolescente con final amargo, en consonancia con todo el disco, y Bullet with Butterfly Wings, el primero,  Corgan aún con melena, expresando el tormento y amargura que contiene la canción.

Todo lo que llegó a continuación lo calificaría de epílogo como ya había mencionado antes, así que el anuncio de su nuevo disco lo espero pero no confío en que haya nada que salvar, entre otras cosas porque la magia era de la unión de los cuatro y eso ya no es así; sólo queda Billy Corgan. Por muy líder que fuera, por muy buenas que fueran sus canciones, ya no son ellos; los cuatro juntos eran la clave y el hecho de que ya no sea así debe notarse muchísimo. Es cierto que el Siamese Dream es un disco muy bueno, pero cada vez que escucho el Mellon Collie and the Infinite Sadness, me siento invadida por la mencionada y tan bien descrita melancolía y a veces, sólo a veces, por una tristeza infinita, en parte porque veo muy difícil que vuelvan a repetir algo tan bueno.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 10/10

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