Hay discos sin explicación ni posibilidad de juicio crítico. No importa lo que yo te diga ni lo que nadie te pueda decir sobre ese tipo de discos. Su personalidad está por encima de cualquier valoración o etiqueta. Algo parecido sucede con este Divide & Exit. Está fabricado desde una impronta tan personal y callejera que es imposible que no le resbale todo lo que yo diga o incluso lo que tú pienses. Los próximos párrafos son el retrato del fracaso de un crítico tratando de definir lo indefinible.
Dos tipos de Notthingham están revolucionando los cerebros británicos durante todo este año 2014. Chicos de barrio que exploran la rabia de las calles a través de música filtrada por el punk, el mod underground de la zona y por inexplicable que parezca, Wu Tang Clan. Este cóctel explosivo traslada este Divide & Exit a un ámbito más elevado que otros discos convencionales. En él confluyen nostalgia y vanguardia. Los chillidos de la clase obrera son suavizados por el susurro Hip Hop de esta banda que te transporta a unos ficticios ochenta marginales y sucios pero maquillados con estilo y sofisticación.
Lo primero que escuchas cuando le das al play te transporta. Lo sé, es muy tópico, pero en esta ocasión es así. No hay nada tan sucio, oscuro, sofisticado y marginal en los últimos treinta años de música europea. Es puro azúcar marrón. Suena a años yonkis y a infancias ochenteras. Tied up in Nottz es un buen ejemplo de ello. Por un lado, las bases machaconas y la guitarra sin sangre definen un glamour oscuro, por otro, la actitud punk de lo que parece ser sin serlo un MC de Hip Hop organiza un revival a muchas cosas pasadas. Esto es marca de la casa y el reflejo de la influencia de Wu Tang Clan en la banda británica. Un caramelo para cualquier productor en época de conflictos sociales. El idioma de la rabia callejera es el punk pero esa rabia no solía tener un acabado tan pulido y seductor como este disco.
Air Conditioning contiene en su interior muchas cosas al mismo tiempo: Garaje, Punk, suciedad, distorsión, brillo, música adulterada. Es un mal viaje alucinógeno que no lleva a ninguna parte. Música para personas buscando su decadencia. Ni más ni menos que unos 80 sintetizados en pleno siglo XXI. A little ditty es una breve píldora de violencia con clase. Es como una hostia en la cara con un guante de satén. Ese toque punk y esa voz de MC tocan techo en este tema con una atmósfera densa, irrespirable pero que te sumerge en su submundo de manera irremediable. El glamour vuelve a ser marginal. Buenas noticias para la música.
You’re brave explora el Hip Hop enmascarado en ese limbo de Punk y Pop que envuelve los temas de Sleaford Mods. Le sigue Strike Force, o cómo ser Iggy Pop y rapero en la misma canción. Los quejidos de sus guitarras coquetean con los Stooges mientras que la voz de Jason Wilkinson sigue a su rollo, manifestando rebeldía y desidia. Dos sensaciones que compartirán con muchos oyentes.
Llega uno de los incunables del LP. The Corgi es inexplicable. Hay que escucharla para entender cómo el descontrol puede resultar tan eficiente. Una guitarra desbocada acompaña a una batería poderosa y la voz quejumbrosa de Wilkinson luchando por salir de ese mundo de tinieblas de donde proviene. La opción más simple siempre es la más acertada.
Ese sonido a garito sucio nos acompaña en From Rags to Richards, aunque en esta ocasión, el dúo británico visita el sonido ska y propone un tema festivo dentro del marco escasamente festivo del LP. Por su parte, Liveable Shit se decanta por la descarga de mala leche a medio gas. Una canción que se mantiene en un ritmo lento pero caprichoso que busca acelerarse para acompañar a las palabras asesinas que salen del vocalista de la banda. No te preocupes, nunca se acelerará. La intención es crear nuevas respuestas sonoras a las viejas realidades sociales.
Proseguimos por este catálogo de sonidos valientes y letras audaces. Under the plastic and NCT parece diseñada para ocupar un lugar privilegiado en un recopilatorio de música underground. Ese halo de me la suda demuestra que entienden muy bien esa escena. Da en el clavo y se le debe aplaudir por ello. Tiswas nos ofrece una tregua, con una canción más indie y melódica. Quizás se trate de la pieza más elaborada de esta colección de locuras acústicas. A pesar de ello, el cuerpo ya ha olido sangre y pide esa caña que tan solo los elegidos pueden ofrecerte. Y hoy estamos de enhorabuena.
Keep put of it vuelve a las andadas. Asoma el punk y el HH pero esta vez la batería toma el mando y transforma el sonido en algo más hosco, mucho más primitivo. En definitiva, no tienes más remedio que abrazar algún psicotrópico y mover espasmódicamente el cuerpo como si no hubiera mañana. Este minimal punk es un esclavista de tu voluntad. El álbum dice adiós con un tema que parece grabado en pleno Bronx, Smithy, con un guiño a la psicodelia como Middle man y con un escorzo electrónico muy interesante en Tweet, tweet, tweet. Éste último tema abre una ventana a un nuevo sonido que podría monopolizar un segundo álbum más que interesante.
Tras escuchar la escasa hora de este LP aún sigo sin poder decir nada más que: bravo. Sin etiquetas ni juicios. Al fin, alguien ha comprendido hacia donde van las cosas en las calles y ha plasmado en un disco un sonido rudo y sucio pero estético e irresistible. Sleaford Mods suenan a muchas cosas pero sobre todo suenan a barrio. Esa circunstancia en esta era artificial de purpurina y belleza supone una bendición. Nunca viene mal algo de suciedad que desnude las virtudes y desvergüenzas de nuestro entorno. Además, nadie puede negar que la decadencia es la verdadera sofisticación.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9.5/10
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