La evocación a la juventud, tema recurrente en infinidad de obras, ya sean literarias, musicales, cinematográficas o plásticas, la llevan este grupo implícitamente en su propio nombre. Qué menos de un grupo cuyos fans no sobrepasan los 25 años en su mayoría; los daneses buscan pasárselo bien con todo lo que hacen, y con sus directos alocados y discos como éste, parece que lo están consiguiendo.
Al darle al play, las diez canciones que componen el LP fluyen como los ríos que dan nombre al disco.
Nos recibe Above, vibrante y tranquila en apariencia, va descubriendo capas de complejidad según avanza. Con melodías de guitarra y bajo forjadas al más puro estilo Foals, en una versión más calmada, Mads repite hasta la saciedad “I am above where I belong”.
El falso caos en el que nos sumergen Reptile Youth sigue ahí, tal vez un poco más organizado que en su debut. Falso porque, donde parece haber desorden improvisado por doquier, hay un gran trabajo de la banda por darle ese toque descuidado al milímetro. Más guitarras garajeras y menos sintetizadores que en Reptile Youth (2012), pero siguen presentes, manteniendo su estilo electrónico.
Colours y Rivers That Run For A Sea That Is Gone son dos temas magnéticos que funcionan como gancho para el comienzo del álbum, bailables y con ritmo frenético, gustarán especialmente a los admiradores de la banda.
La nota melancólica la pone Where You End I Begin, que tras sus cuatro minutos de duración, deja paso a We’re All In Here, tema de tránsito con poco más que ofrecer.
Two Hearts es un tema potente que con esos toques de percusión añadidos a un riff repetitivo y con personalidad, que puede hacerse pesado debido a dichas repeticiones de patrón melódico y a su larga duración.
A pesar de que suene a cliché, es cierto que se nota evolución de un trabajo a otro de la banda, más maduros o no, han decidido crecer en una dirección más rock, más garage, recuerdan a los Klaxons con menos hype, y es que estos Reptile Youth tienen más de los grupos indie-rock de 2009 que de los actuales, donde el rock parece haberse esfumado en pos de la electrónica.
El primer single del álbum, JJ, no es tan pegadizo como en su día Speeddance lo fuera, pero sus aires britpop le dan una fuerza que la diferencia ligeramente de los demás temas.
Clausuran el álbum All Of The Noise y Deceased By Desire, sobrios, sin complicaciones y con ritmos pausados, destacamos sobre todo el tono épico con distorsiones de la última, que corona el disco con un clímax final apoteósico.
Lo más destacable de este álbum es el hecho de que se aúnen estos estilos sin resultar excesivos, sin cansar ni aburrir, tampoco hay temazos como tal; una canción que grite por sí sola que debe ser single. Sí, quizá le falte fuerza al conjunto, pero parece que van evolucionando en una dirección interesante que seguramente mejore.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 6/10
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