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PERRO – TRÓPICO LUMPEN

Trópico Lumpen llega para demostrar algo que ya vaticinaba el horóscopo chino: 2018 es el año del Perro. El cuarteto murciano vuelve como acostumbran: rodeados de humor irreverente y con el sonido característico de la banda. Sin embargo, este tercer esfuerzo en largo del cuarteto muestra una cara más seria y trabajada, con la inclusión de algunos elementos que ofrecen la justa y necesaria evolución a su música.

Esas dos versiones de Perro se manifiestan también en la producción. Por un lado aparece el habitual Hans Krüger, que aporta la continuidad al disco; mientras tanto, Joe Carra lleva a la formación a una liga mayor, tras haber trabajado éste con proyectos australianos como los inquietos King Gizzard & The Lizard Wizzard o la cantautora Courtney Barnett.

Las letras y la portada mantienen el gusto de Perro por lo absurdo y lo anormal (en el buen sentido de la palabra). No hay más que pasar un momento por Twitter para darse cuenta de las carcajadas que generan las inconexas y, a veces, ininteligibles frases de Perro. A pesar de ello, los murcianos desprenden una facilidad innata para enganchar con el público. Por muy “imbécil” que te sientas, a la segunda escucha ya estás cantando cada verso como un “subnormal”.

Bueno, no todos los versos, ya que Perro se han atrevido con una instrumental de siete minutos. Se trata de Disco Mascota, la segunda prueba que presenta el disco de su evolución. Antes llega el gancho new wave Supercampeones y al final, cierra el repertorio Ese Tu Frescor, con una progresión de seis minutos que acaba en un vertiginoso final de ritmos afrobeat.

Las dos baterías siguen siendo uno de sus puntos fuertes, a la vez que gana peso el bajo distorsionado y la guitarra lo pierde en detrimento de los sintetizadores. Sin Ser Yo Nada De Eso y Cronobeicons denotan la importancia de cada miembro de Perro, al igual que la imagen promocional del conjunto. En ella todos aparecen en fila, de cara y al mismo nivel, sin ningún líder claro. Algo así como los primeros Talking Heads, esperemos que la cosa no acabe igual.

Si algo se les puede achacar es la primera parte del álbum, donde no corren muchos riesgos y van a tiro fijo. Destaca especialmente la desatada El Sereno, una pieza hecha para el directo y que habla en menos de dos minutos de videntes africanos o el espacio. Puro Perro. Una sensación que se repite en Pickle Rick.

Con todo esto, Perro han construido un trabajo que, en general, marca una continuidad con lo anterior. Aunque, la mano de Carra y el cambio de los sintetizadores por las guitarras en algunas piezas dejan al descubierto una profesionalización de los murcianos que no ha tenido, eso sí, el mismo resultado en todas las composiciones.

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