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PASSION PIT – KINDRED

Michael Angelakos es una de esas personas que inspiran a cualquiera, y cada vez que se hace una crítica sobre un álbum de su banda se debe hablar de su bipolaridad, sus intentos de suicidio y la salvación que supuso para él su pareja. Esto lo utilizo como introducción, porque hablar de Passion Pit es hablar de Angelakos, y hablar de música es hablar de las personas que están detrás de ella, y obviamente de cada cosa que les ha llevado a escribir lo que escriben.
Kindred es el tercer álbum de la banda norteamericana Passion Pit, originaria de Massachusetts y formada básicamente por su vocalista, al que se le unen otros músicos para la grabación y los directos (incluso a veces la composición). A lo largo de los últimos 6 años, algunos miembros de la generación del 90 (y los 80, por supuesto) hemos crecido en criterio y madurez mientras escuchábamos el pop sintetizado y positivista (aunque de letras perturbadoras) de este tipo, y personalmente, algunos quedamos marcados en el género con el Gossamer de 2012, épico, impredecible y acertado de cabo a rabo, por lo que teníamos bastantes expectativas de cara a la continuación y cierre de la trilogía.
En su tercer álbum, Angelakos continúa con su narrativa semi-pesimista y positivista por momentos. Mientras habla del dolor de ser diferente y luego se regocija en el mismo sentimiento, nos presenta otra colección de 10 canciones de pop accesible, divertido y pegadizo. El problema es que esta vez ya está, no hay más elementos; las armas que anteriormente utilizaba para darle ese toque épico a sus canciones y convertirlas en relevantes han desaparecido o están infrautilizadas, apenas las podemos reconocer entre sampleos de coros que rozan lo cutre y beats que nos parece que hemos escuchado ya 30 veces. Este Kindred es un álbum que puede ser disfrutado pero a la vez irrelevante, lo cual nos deja una mayor sensación de decepción sabiendo de lo que Angelakos es capaz (porque desgraciadamente ya lo hemos visto). Aunque seguramente su público no se vea resentido –es más, puede que aumente bastante- en cuanto a creatividad y composición este tercer ejercicio es un paso hacia atrás.
Individualmente, la línea estilística apenas varía, resintiéndose así aún más en la concepción total del disco, y en nuestros oídos, que acaban por reconocer como momentos lúcidos los que son los más diferentes de lo ya escuchado. Así destacaría Where The Sky Hangs, porque la dirige un sonido casi funk, y que aunque recuerda a alguna pieza anterior tiene un toque diferente. También Until We Can’t (Let’s Go) por sus momentos dubstep que, inexplicablemente, le aportan ese plus épico que esperábamos de toda la pieza y Looks Like Rain, que más tranquila y melancólica que cualquier otra, recuerda a The Shins, sin necesidad de colapsar al oyente con sintetizadores que rechinan.
Como ya he dicho, no creo que este bajón afecte a la fama ni reputación popular de Passion Pit, pero para las personas que tratamos de mirar de manera más objetiva la música sin dejarnos llevar por fanatismos ni euforias se hará bastante evidente que Angelakos no ha dado el todo por el todo en esta ocasión, dejando Kindred huérfano de momentos memorables y con una duración 11 minutos (¡!) menor que en su anterior trabajo, que se notan y se echan en falta. ¡Y qué portada tan desacertada, por favor!
Escúchalo aquí:
https://open.spotify.com/album/5vHUSuZ5xizxS3zfr3SKkq

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