InicioDiscos – ArchivoNADA SURF - THE STARS ARE INDIFFERENT TO ASTRONOMY

NADA SURF – THE STARS ARE INDIFFERENT TO ASTRONOMY

Seré franco. La escucha del último disco de Nada Surf no hace más que reforzar la idea que ya tenía este redactor hace tiempo: el trío se encuentra en la cresta de la ola, allí donde siempre quiso estar. Atrás queda la resaca del enfrentamiento con las discográficas, y la industria en general, en busca de un auditorio desde el que radiar sus canciones. The Stars Are Indifferent To Astronomy es el fruto de todo lo aprendido en el camino, el equilibrio de una fórmula que parece haber encontrado su ecuación perfecta en la mezcla entre el pop emotivo y la tradición indie.

A pesar de ello la banda ha tardado cuatro años en parir este nuevo trabajo. Entre medias If I Had A Hi-Fi, un disco compuesto enteramente de versiones, hacía gala del ecléctico gusto de sus miembros y, de paso, servía para liberarles de la dura tarea de crear una digna continuación de Lucky. Tomado el aire suficiente para realizar este siguiente movimiento, el resultado cabe interpretarlo como un paso al frente.

Sin perder la sensibilidad para los medios tiempos y los pasajes cargados de emoción, Nada Surf ha sabido limar asperezas. O dicho de otro modo, ha aprendido de los errores. Si en el pasado el intento por no perder frescura en el estudio les jugaba alguna que otra mala pasada, esa misma tendencia les sirve ahora para clavar diez temas en los que, sin olvidar la alegría del momento (muchas de las canciones suenan como si hubieran sido grabadas al vuelo, a la primera toma), suenan maduros y convincentes.

Buena parte de la culpa la tiene Doug Gillard, antiguo guitarrista de los recién reformados Guided By Voices, e invitado de lujo a la grabación de The Stars Are Indifferente To Astronomy. Educado en la tradición del pop británico, a Guillard hay que responsabilizarle de muchos de los méritos que atesora este nuevo trabajo. No es que el trío neoyorquino no tuviera ya suficientemente aprendida la lección de la canción redonda, del hit perfectamente empaquetado y listo para ser devorado. Pero es que con la incorporación de la Gibson de Mr. Gillard, el círculo parece cerrarse de manera definitiva, completando una fórmula que ya había rondado el sobresaliente en Let Go y en el ya mencionado Lucky.

Pasemos revista. La voz de Matthew Caws sirve de gancho en canciones como Jules And Jim o Let The Fight Do The Fighting, ayudándose en esta última de la calidez del saxofón. La habilidad de los neoyorquinos para construir armonías brillantes y relucientes hacen acto de presencia con el encadenamiento en el ecuador del vinilo de tres hits como The Moon Is Calling, Teenage Dreams y Looking Through. También No Snow On The Mountain, que deja al bajo de Daniel Lorca la tarea de marcar el territorio. Tampoco puede faltar la dosis de rock guitarrero, ahora que la banda cuenta con dos inquilinos en la sección de las seis cuerdas. Clear Eye Clouded Mind, encargada de dar el saque inicial, es ese puntapié capaz de disipar todas las posibles dudas y convertir la escucha de este The Stars Are Indifferent To Atronomy en una cuesta abajo desde el minuto uno.

Para completistas, la edición deluxe se completa con cinco versiones desnudas en clave acústica de otros tantos temas del álbum, tal como ya hicieran en su puesta de largo en la madrileña Sala Costello. Reforzando esta sensación de inmediatez, de shock tras el primer giro del disco. Y es que el sonido limpio, estricto con los cánones del power-pop que siempre guiaron las pretensiones de la banda, apenas se ve perturbado por canciones como When I Was Young, desde ya, clásico por excelencia de la formación con sus guitarras en constante crecimiento. Pulcro y majestuoso. Como un viaje hacia la estrellas.

PUNTACIÓN CRAZYMINDS: 8/10

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