Destino: fuerza o causa que determina lo que va a ocurrir de manera inexorable. Un lugar al que se llega de manera inevitable. De esta naturaleza podríamos describir la increíble irrupción que ha realizado una formación que va camino de romper todos los esquemas del rock alternativo, Mourn, la banda barcelonesa que con la publicación de su primer LP ya se ganaron un sitio en la escena nacional e internacional. Como si tal cosa estuviera escrita se dieron a conocer con la espontaneidad y frescura que los caracteriza. Su sobresaliente disco homónimo estaba marcado por un sonido feroz e insolente, sin miedo a experimentar; reflejos de su insultante juventud.
De repente, y casi como si se tratase de un ejercicio de retrospectiva, nos encontrábamos con un grupo capaz de transportarnos a la esencia fundamental del rock y el punk de los 70 y 80. La naturalidad y facilidad con la que grabaron su primer álbum en tan solo dos días, únicamente quedó eclipsada por su habilidad musical. Tras meses de idas y venidas, dificultades logísticas varias e, incluso, un cambio de sello a última hora, llegó el momento en que su vuelta al estudio fuera más una necesidad que una continuación. Con una mayor exigencia y expectación que en su debut, nos regalan Ha, Ha, He (Captured Tracks, 2016). Un ejercicio igual de subversivo y transgresor que su antecesor pero con matices, muchos más.
El cuarteto regresa con un sonido más sólido, mostrando mayor madurez y logrando una mejor composición entre cada una de los temas que componen este segundo trabajo. Hablamos en definitiva de una especie de relato dividido en doce partes que contiene una eclosión telúrica de experiencias, secretos y sentimientos. Con referencias como el título del álbum en honor al poema Laughing Song de William Blake o en una portada con aire al Let It Be de The Beatles, reflejan que este trabajo está cargado de un considerable rango de particularidades donde queda clara tanto su madurez sonora como personal.
Flee, la canción instrumental que abre el disco, es solo el preludio del vertiginoso ritmo que predomina en el resto de la producción. Evil Dead toma el relevo y es, precisamente, donde aparecen las primeras voces del disco. Coros histéricos y enfadados en los que Carla y Jazz rememoran el espíritu salvaje de PJ Harvey o Patti Smith. Guitarras sucias y distorsionadas, ruidosas y rasgadas que se suceden progresivamente a lo largo de la canción. Brother Brother (dedicada al hermano menor de las hermanas Rodríguez y probablemente la composición más estable de todo el álbum) y Howard, ambas con menos de dos minutos de duración, nos hacen avanzar deprisa, abandonar de manera casi accidental esa perspectiva adolescente que se les presupone. A partir de estos temas, la batería se convierte en parte esencial del disco. Contundente, rítmica, precisa en varios tramos, avanza de forma cinética aunque sorprendentemente cuidada. Es la rúbrica de alguien que se mueve en el ambiente post-punk con tanta soltura que nos generan reminiscencias a los que ahora crean Savages y lo que hacían Alice In Chains.
Con Gertrudis, Get Through This! y President Bullshit muestran por medio de la furia de sus melodías un cierto desconcierto e inconformidad hacia temas recurrentes como el amor, o de obligada actualidad como el gobierno o la política. Por su parte Storyteller también quiere mostrar, a través de un sonido alborotador, el deseo y frustración de querer escribir y no conseguir inspiración. I Am Chicken o Second Sage ofrecen pasajes líricos de una madurez que confirma ese paso evolutivo en su sonido, en sus experiencias y en definitiva, en sus vidas.
A pesar de que la mayoría de las canciones no duran ni 3 minutos, todas constan de un clímax que hacen que tales melodías no suenen como incompletas. En especial, Fry me la cual cuenta con una gama diversa de ritmos que se traducen en una escala de emociones que pasan de la nostalgia más melancólica al enfurecimiento. Es por ello que precede el cierre del disco.
Mourn, representa el inconformismo más inmediato de una generación decepcionada, con cánones tan marcados como alejarse de lo establecido por la sociedad y seguir sus impulsos e ideales sin ningún tipo de filtro. Ha, Ha He presenta la lealtad al ruido e intensidad que evocan desde sus inicios en 2013. Después de haber quemado etapas de enorme complejidad que les han hecho mejorar muy rápido, seguimos viendo aquel descaro y desparpajo sobre el escenario sin explosión musical de sus inicios pero con una máxima en el horizonte, la búsqueda de un sonido propio y exclusivo. Está claro que el futuro está en sus manos.