Consecuentemente, la estructura de las canciones no tiene nada que ver con lo que abunda en las producciones habituales que estamos más habituados a escuchar; hablamos de canciones que no siguen la estructura de estribillo, sólo de guitarra u otro instrumento o incluso coros; los instrumentos, sobre todo la guitarra, son la parte principal de su sonido y sus canciones son, en muchas ocasiones, un canon que se repite añadiendo o quitando elementos, enfatizando más unos que otros, subiendo la intensidad o bajándola al medida que ésta va evolucionando, todo esto realizado con una maestría que encandila a los oyentes seguidores de este estilo.
Eso sí: debemos afirmar que nos encontramos con un disco más tranquilo, menos potente y distorsionado que el anterior, The Hawk is Howling, por ejemplo (magnífico, por cierto), pero siendo fieles a sus características más habituales que han estado presentes en toda su discografía desde 1997.
Como en muchos de sus trabajos anteriores, excepto en la banda sonora de Zidane, disco excesivamente tranquilo para los que estamos acostumbrados a su sonido más característico, cuentan con canciones suaves que van subiendo de intensidad a medida que transcurre la canción como Too Raging to Cheers, a la vez que con otras más distorsionadas y potentes, aunque esta vez abundan menos. Sorprendente encontrarnos con algunas melodías que destilan un optimismo o alegría no muy frecuentes en Mogwai; White Noise y Mexican Grand Prix, los dos primeros cortes y algunos otros como Death Rays, George Square Thatcher Death Party, a pesar de los títulos, a menudo cargados de una negra ironía, al igual que el nombre del disco, destilan efluvios de alegría y bienestar, dando paso a algunos temas en los que la distorsión o potencia de las guitarras y la percusión se hace más patente, como Rano Pano, San Pedro o How to Be a Werewolf.
En definitiva, siguen siendo fieles a su estilo y a su manera de componer, aunque es cierto que como disco al completo, es más flojo que algunos anteriores, tal vez por no hacer ningún cambio significativo en su música o porque ciertas cosas ya estamos muy acostumbrados a oírlas. Eso sí, en directo son una auténtica maravilla, tienen el poder seducir a través de sus repetitivas melodías a todo el público, muy difícil no quedarse totalmente hipnotizado y entrar en un trance musical cuando están sobre un escenario, donde lo dan todo de sí.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7.5 /10