Una de las ventajas con las que parte Moby antes de sacar un álbum es que detrás de él hay una extensa colección de grandes canciones que siempre le respaldarán y que, por lo tanto, le acomodan en una posición privilegiada, donde es sabedor que no tiene que demostrar nada a nadie y que puede hacer lo que quiera.
Destroyed es buena prueba de ello. Ahora el neoyorquino decide, una vez más, experimentar con nuevos sonidos, deshacer nuevos caminos y tratar de reinventarse en un estilo donde él mismo creó ciertas maneras de entender la música electrónica y el pop de etiqueta.
Como de costumbre, Moby ofrece un trabajo numeroso en canciones. Y es en esa generosidad donde podemos ver y disfrutar de sus múltiples facetas, así como de sus influencias e inquietudes. Mike Oldfield a buen seguro ha ocupado parte de su tiempo en los últimos meses. The Broken Places, tema que abre la obra, es el ejemplo máximo.
Esas noches en las que, según sus palabras, ha estado lejos del sueño, divagando y pensando en qué más podía ofrecer a sus fans después de casi dos décadas de música. A la vez que intentar captar nuevos seguidores. De eso se trata, de no caer siempre en el mismo truco. Be The One o Rockets son pruebas fidedignas.
No esperes un One Of These Mornings, o un Honey, ni si quiera un Bodyrock. Tómate este trabajo como un intento de volver a los orígenes. Una banda sonora de sonido, relajante, chill out que dirían algunos, de pulsaciones bajas.
Cuanto más te acercas al final, más épico trata de sonar. Stella Maris y The Violent Bear It Away son culpables de ello. The Day y After serían los únicos cortes con reminiscencias a otros trabajos, pero la cuestión no es tratar de comparar o ver si sigue líneas pasadas, sino tomarse este trabajo como un paréntesis en su discografía, como ese álbum diferente, como esas noches en las que Moby entraba en conflicto con el sueño y era él el que le retaba componiendo.
No todo iba a ser bueno. El trabajo peca de ser largo, de falta de electrónica (Moby domina ese aspecto mejor que muchos con más nombre) y de ser demasiado experimental. Rematar la faena hubiera estado bien o simplemente haber tratado de ser más Moby. Después de reproducir varias veces la sinfonía completa de Destroyed, no ubicarás este álbum entre las obras preferidas del neoyorquino, pero siempre recordarás por qué Moby hizo este álbum.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 6/10