Dos años después de lanzar Maiden, su primer single; 5 meses después de publicar Bikini Daze, su primer EP; por fin ha salido a la luz No Mythologies To Follow, el álbum debut de la danesa Mø. Con Pilgrim, su tercer single, la joven se hizo un lugar en la lista de éxitos de su país y dio un paso muy importante para su carrera musical. A partir de entonces, todos los singles que ha ido publicando (un total de 7 hasta ahora), han sido muy bien recibidos por la crítica, convirtiendo a Mø en una de las artistas emergentes del electro-pop con mejor previsión de futuro.
El sonido que caracteriza la música de Mø bebe de diferentes fuentes: el pop, el RnB, la electrónica, el dance, de los 60’s… Por su estilo ha sido comparada con otras vocalistas puntales del electro-pop como Grimes, Purity Ring o Robyn; pero sus armonías vocales y musicales en algún momento también se encuentran en las mareas de artistas como Lykke Li o Lana del Rey.
Ha sido un gran acierto empezar el disco con Fire Rides; la profundidad musical (o incluso me atrevería a decir mística) con la que empieza esta canción ayuda a crear todo el ambiente por el que se moverá No Mythologies To Follow. Una trascendencia que también coge la letra del tema, el conflicto de una persona que aparentemente se siente segura de sí misma pero, a la vez, es muy temerosa y sin confianza en ella misma. Por otra parte, en Maiden se hace más palpable la electrónica rítmica y beats de las piezas más optimistas de Grimes, pero en esta canción Mø lo hace con un deseo de sensualidad.
Never Wanna Know es una balada romántica, suspirando por un amor pasado, parecido a lo que sería la combinación de un girl group de los sesenta con Florence + The Machine y las grandes armonías vocales de Mø; una pieza que engancha y pone melancólico a quien la escucha. Red In The Grey también bebe del pasado, pero en un registro muy diferente, ya que este tema debe su sonido a las tendencias dance clásicas, de los sintetizadores y el 2-step.
Pilgrim es una de las canciones más importantes del álbum. Una composición cercana a la perfección del pop más rompedor e innovador. Construida a base de una gran variedad de sintetizadores, aplausos y una melodía ligera (pero contundente); todo esto liderado por la voz de la danesa. I Don’t Wanna Dance, a diferencia de lo que dice el título, es una canción que te hace bailar, mezclando el sonido optimista y enérgico de los 60 con el pop moderno, consiguiendo un sonido cercano al de los inicios de Robyn.
Waste Of Time, como Pilgrim, es uno de los pilares de No Mythologies To Follow. En esta ocasión, las protagonistas son una guitarra brillante y con destellos de lucidez que contrasta con el tono «amargado» y bajo que usa Mø en esta pieza. En Dust Is Gone se vuelve a cambiar de registro para frenar un poco las cosas y traer un poco de sombra en el ambiente; dándole a la canción un aire a Lana del Rey, pero jugando más con los diferentes registros vocales.
El tercer rey del disco es XXX 88, producida por el (cada vez más) popular Diplo, su influencia en esta canción es indiscutible, con una composición electrónica en la que se han mezclado elementos del dancehall y recursos musicales rompedores y atrevidos. En Walk This Way vuelve el electropop made in Grimes mezclado con los beats marcados del dance clásico, creando una harmonía muy pegadiza y animada. En Slow Love se mantiene el dance clásico pero con una melodía más lenta, buscando crear una canción de amor pero para bailar. El clímax de esta canción se encuentra en la magnífica armonía vocal del estribillo.
Finalmente, en Glass encontramos dos facetas distintas. Por una parte los ritmos enérgicos y optimistas de las guitarras y los sintetizadores y, por otra parte, la letra existencialista y profunda de la canción. Y esta es la encargada de cerrar el álbum debut de Mø, un disco muy recomendable, con mucha energía, creatividad y una prueba del potencial que tiene la joven danesa.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8/10
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