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Metallica – Hardwired…To Self Destruct

El retorno discográfico de Metallica tras los 8 años desde Death Magnetic, –un irregular disco en el que parece que compusieron las canciones usando una biblioteca de sonidos thrash, más que de una manera orgánica, pero que devolvió de nuevo a la banda a la senda de lo que fueron hasta el Black Album- es, ahora mismo, lo mejor que una banda de señores mayores puede ofrecer. Y el resultado es muy, muy digno.

Porque hay que asumirlo. El tiempo pasa y los mejores momentos de una banda se desvanecen. Ante esas situaciones hay dos posibilidades: una es seguir haciendo como sus compañeros de generación Slayer, Overkill, Kreator, Anthrax o Testament que continúan fijos y anclados en actitud y sonido en los años dorados del género. Que, salvando a los de Scott Ian con sus trabajos con John Bush y su modernización del sonido sin caer en el rock alternativo como Metallica, hasta el retorno de Joey Belladona, no han sufrido ningún tipo de evolución en su música. La otra opción y la más difícil, es reinventarse e ir evolucionando, incorporando influencias de una manera orgánica pero sin perder la esencia de tu propio sonido y estilo. Casos así, tal vez podamos encontrarlos en trayectorias como las de Paradise Lost o Celtic Frost (obviando su trabajo de hair metal) por citar dos nombres que me han venido a la cabeza o Carcass.  Si acaso la banda de Dave Mustaine, Megadeth, pueda tener algún punto en común con la trayectoria de sus excompañeros, pero sin la repercusión mediática de Metallica, lo que le ha permitido ir y volver y evolucionar, eso sí, sin demasiadas concesiones y con una vuelta a partir de los 2000 a lo que mejor ha sabido hacer. Pero lo que nos ocupa, una vez planteados los antecedentes, es el nuevo trabajo de los Metallica y a eso vamos a dedicarnos ahora.

Este Hardwired, es un trabajo doble con dos discos de 6 canciones cada uno y que, en esencia es un retorno o un compendio de toda la trayectoria de Metallica desde 1983 hasta 1991. Sus 8 años de gloria. Y lo cierto es que, si en medio no hubiera pasado el Load, el Reload,  el Sant Anger y, sobre todo el documental Some Kind Of Monster y, la trayectoria de la banda hubiera sido Black Album, Garage Inc, Death Magnetic y Hardwired…To Self Destruct, la banda no hubiera perdido la credibilidad y estaríamos hablando de una carrera impecable en la que la única polémica entre los fans sería si Ulrich debe aprender a tocar la batería o por qué cojones está tan mal producido el Death Magnetic.

Todo el disco es un compendio de riffs que recuerdan al estilo compositivo de discos anteriores, con ecos del Kill’Em All y ese punk thrash que es el tema que abre el disco, aunque con un sonido mucho más limpio. Atlas Rise, encaja perfectamente en un …And Justice For All (con bajo, Now That We’re Dead podría estar entre Hollier Than Thou o Wherever I May Roam, del Black. Moth Into The Flame, mi tema favorito del disco, es un trallazo digno del Ride The Ligthning. Dream No More, podría ser una revisión del Sad But True con ese riff seco y poderoso de corte sabbathiano y Halo on Fire suena a Master of Puppets y a …And Justice For All, por citar el parecido de los temas del primer disco. Y lo interesante es que, pese a eso, los temas suenan modernos y orgánicos, con algunos de los mejores riffs, solos, y cambios melódicos realizados por la banda en los últimos 25 años.

El segundo disco empieza con Confusion, tal vez el tema menos redondo del Hardwired, aunque hay cambios de tempo y riffs en medio de la canción que recuerdan a los viejos Metallica, falla en cambio, la estructura del tema, demasiado confusa (nunca mejor dicho). ManUNkind, nos vuelve a los Metallica clásicos con Hetfield cantando en un tono más alto y con un riff que es puro heavy metal. Here Comes Revenge, es otro trallazo digno del Black, pero al que se le da mucha importancia a las texturas y a las atmósferas. Am I Savage, parece un homenaje a Am I Evil? de sus admirados Diamond Head, ya que la estructura de ambas canciones es muy similar, como indica el propio título de ambas. Riffs pasados y una estructura compositiva que va desde los Head hasta a otra banda seminal para Metallica como son Mercyful Fate, de los que encontramos ecos, sobre todo en la melodía vocal. Murder One, es otra canción Made in Metallica, de las que empiezan con una intro lenta y melódica y a la que se van sumando piezas hasta convertirla en un tema de thrash pesado de ritmo lento. Spit Out The Bone, el tema final, nos devuelve, de nuevo y cerrando el círculo, a los estilos y las formas del Kill ‘ Em All, buscando ese thrash punk, donde mezclaban NWOBHM y a Motörhead, y que va a piñón con un muy buen trabajo a las guitarras por parte de Hetfield y Hammet.

En definitiva, Metallica han vuelto a la senda de la que tal vez, no hubieran debido salir. Como pegas, algo de lo que siempre han pecado Metallica, temas muy largos que con un poco más de edición y con un duración más estándar, tal vez hubieran sido mucho más redondos, algo parecido a lo que les pasa en ...And Justice For All. Pero lo cierto es que, por fin, tenemos un trabajo de Metallica del que enorgullecernos y del que disfrutar todos los amantes del metal. Sabemos que no es su mejor trabajo, nadie lo discute, pero si tenemos en cuenta todos los condicionantes de los últimos 20 años de la banda, al fin tenerlos de vuelta, es algo que celebrar. Y, si eres fan del metal y no sientes algo, antes los riffs y los punteos de un tema como Moth Into The Flame, por citar mi favorita, es que entonces pones los prejuicios por encima de la música.

 

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