InicioDiscos – ArchivoMELVINS - PINKUS ABORTION TECHNICIAN

MELVINS – PINKUS ABORTION TECHNICIAN

37 nuevos minutos de música de Melvins siempre son una buena noticia pero la sorpresa de los primeros acordes de Pinkus Abortion Technician me han llevado al Seattle de los garitos, la franela y las botas desatadas del 89 y eso, ha sido muy bestia. Screaming Trees, Blood Circus, Love Battery… Sí, sonidos “suaves” para lo que Buzzo y Compañía son capaces de crear. Creo que desde Vaporland no había tenido esta sensación y antes de ellos, hablaríamos de más de una década. Pero era sólo un aviso, enseguida la banda que giró EEUU en tantos días como estados tiene, vuelven a ese sentido del humor que les hace interpretar y crear ritmos imposibles de asumir para los/as acomodados/as. Melvins siempre se han sentido a gusto siendo incómodos y cómodos incomodando, poniéndolo difícil al/la oyente.

Nos acaban de dejar un mensaje claro, melvins son melvins, pero por lo que sea, podrían ser un grupo de sonidos medio distorsionados y melodías, pero no les apetece a pesar de ser capaces de versionear Stop de James Gang´s y unirla con Moving to florida de The Butthole Surfers resultando Stop moving to florida Sigue Embrace the rub. Acelerados se dirigen directos al segundo tema, con alaridos fuera de toda lógica y casi pasando a ser la banda sonora de una peli de terror de los setenta con cierto toque punkrockero surfero. Es sin duda su tema punk del disco, “el hit para las radios”. Retomamos esas cadencias lentas y arrastradas, esos sonidos de bajo casi desagradables, lo que decíamos, lo incómodo en ellos es su cojín sobre el que reposar la cabeza y nos meten en un mundo de músicas del mundo para que el desvarío y la incontinencia narrativa no pierda fuerza a estas alturas. Buzzo siempre ha sido un gran compositor, sólo hay que acercarse a sus obras más “comerciales” con melvins o su álbum en solitario para comprobar que este señor podría hacer otras cosas, pero lo que le da de comer y le alimenta (el espíritu) supongo que es esa forma distorsionada de ver la realidad.

Don´t forget to breathe sirve para demostrar que pueden mezclar géneros a su antojo sin sonrojarse, o sí, buscando que su público se sonroje y se marcan una canción blues con estructura repetitiva y algunos momentos que sin duda tienen algo que ver con amistades como la de Mike Patton y aquellos Fantomas del Director´s Cut. Flamboyant Duck es al igual que el primer tema, un viaje en el tiempo. En este caso a los Janne’s Addiction de las acústicas y la distorsión barata. Los de la voz aguda con reverb cuasi setenteros. Cierto aire desértico acompaña esta creación en la que por no faltar no falta ni un ebow, sintetizador o truco de fondo para darle mayor rollo crepuscular a ese riff hasta que la distorsión, como buena tormenta del desierto vemos que llega y avanza desde lejos uniendo dos canciones en una. Break bread, no deja de tener ese halo al mejor sonido Seattle de nuevo, ese que salió antes del Nevermind, ese que facilitó Nevermind.

Lo dicho, Screaming Trees con sus melodías dobladas y alargadas y guitarras a media distorsión que Melvins rompen con líneas de bajo imposibles para volver al decálogo de riff enorme grunge. Un temazo de arrastrar los bajos de los pantalones. Por si fuera poco, I want to hold your hand deconstruida por estos guerreros de la carretera. Probablemente nunca haya cantado tan afinado, sin tanto grano. Pero peinan al/la más digno/a con sus cambios. Usar las gafas de los creadores de obras tan increíbles como houdini o stoner witch es lo que tiene, te ponen complicado mover la melenita de lado a lado de forma normal. Y el final demuestra que su lenguaje es propio pese a, supuestamente, servirles para comunicarse con el exterior. Después de versionear a los Beatles, Prenup Butter, comienzan con las acústicas que Buzz Osbourne usa en sus discos en solitario y se suma el sonido de lo que vienen siendo los últimos trabajos de la banda. Han llegado a un punto de encuentro entre las dos partes que él intentaba separar. El resultado, sorprendente y pese a lo reposada de la cadencia, no pierde groove al modo melvins. Eso es gracias a la aportación de la banda, en este momento formada por King Buzzo, Dale Crover, Steven Mc Donald y Jeff Pinkus.

Capaces de sumar al unísono o dividirse según los antojos compositivos de la formación que en ocasiones funciona como cuatro pollos descabezados o como un muro de ladrillos sin fisuras. Quizá estemos hablando del tema más característico del sonido de Montesano y que en esta época opera con dos bajistas. Para cerrar su nuevo trabajo, Graveyard, una versión de Buthole Surfers de nuevo. Ritmo primitivo y voces a coro que a buen seguro hará las delicias en sus directos sabiendo del arsenal que despliega esta banda en vivo delante de su público. Debemos pensar que son escasas las personas que se encuentran en un directo de Melvins por casualidad sin saber lo que van a ver. Así que hablamos de encuentros con su público y eso acaba como acaba. El experimento de grabar con dos bajistas y utilizar su rango inferior de sonido les ha dado como resultado un álbum que enlaza con los orígenes del grunge entre el 88/89 y el 91/92 donde la melodía y la urgencia se debatían. Curioso sin duda desde el prisma de una banda que lleva 25 discos sin contar aquellos en los que Buzzo participa o colabora en mayor o menor medida que haya hecho esta foto más que digna de aquellos tiempos. ¿Habrá sido un ejercicio de nostalgia bajo su visión particular?

spot_img