A veces es duro descubrir que ciertos de tus referentes de juventud ya no existen o mejor dicho, se encuentran en un estado tan lamentable que sería mejor que hubieran desaparecido hace tiempo. Ahora entiendo la adoración que producen las muertes prematuras en los iconos del rock. Se evitan pasar por estos ratos.
Y es que musicalmente Lulu, el disco que comparten Lou Reed y Metallica, es tan inconstante, desestructurado y mal elaborado que me pregunto cuál es la finalidad de este dúo de talentos pasados de rosca. Todos sabíamos que la mejor época creativa de ambos había pasado hace ya bastante años, pero creo que Lulu es excesivo, es una mancha en un currículum.
El disco parte de la admiración de Reed hacia el existencialismo alemán de Frank Wededkind y su pretenciosa concepción es la de una ¿ópera rock? La historia que nos tratan de contar es la de la baialrina Lulu basada en dos textos del escritor alemán y en una opera de los años 30. La portada evoca a tiempos pasados cuando Reed era el ojo derecho de Warhol. Pero cuando le das al play sólo escuchas riffs facilones y versos sin ningún tipo de coherencia.
Para aquellos osados que pretendan escuchar Lulu, tened paciencia. Canciones que se hacen eternas por su escasa sustancia y exagerada duración como Brandenburg Gate seguramente te disuadan de continuar este sufrimiento sonoro. Y si no es así, el culmen del sufrimiento te llegará en el último corte del segundo cd, Junior Dad, un tema insufrible que dura más de 19 minutos. Sí, se trata de un doble álbum, algo que demuestra todavía más la incoherencia de un trabajo de diez canciones. Tras escuchar este esperpento, te recomiendo que acudas a terapia psicológica o que escuches inmediatamente cualquier tipo de música que te produzca una necesaria amnesia. En fin, una obra para olvidar.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 3/10
