Hay momentos que se pegan con tinta a la memoria. Uno que este redactor recuerda con especial cariño es el de la primera vez que escuchó Omega. Por alguna razón los años han situado a este como un referente de la fusión flamenca.
Omega fue sin duda un disco entre un millón. Y es que juntar a Lagartija Nick y al maestro Morente y sumarle la cúspide Lorquiana de Poeta en Nueva York y las preciosas versiones de Leonard Cohen solo podía dar un resultado redondo. Pero hay algo más, una incógnita difícil de despejar, que no responde a ninguna variable técnica o musical. Hay quien la llama belleza, duende, o simplemente la capacidad que tienen los grandes de erizarte el vello.
La primera buena señal al escuchar el Homenaje a Enrique Morente es que desde el primer acorde se reconoce esa magia. Ante una primera escucha se da por hecho que nos encontramos con algo que llega muy hondo. El mérito es coral. Es de J, Eric y Florent (Los Planetas); es de Antonio Arias (Lagartija Nick) y de toda la gente que se citará a continuación y sin duda, en primera fila es mérito del mismo Morente.
Seguramente el germen de este disco es la orfandad que sintieron los músicos granadinos el día que nos dejó su maestro y amigo, con el que quedaron demasiados proyectos pendientes. Pero fue Gabriel Núñez Hervás quien les propuso un concierto homenaje a Morente para La Noche Blanca del Flamenco de Córdova. A partir de aquí el proyecto fue creciendo hasta convertirse en estos doce temas grabados en El Refugio Antiaéreo (propiedad de Los Planetas) y mezclado por Martin “Youth” Glover de Killing Joke, productor de grandes bandas (entre ellas The Verve o U2) y responsable de la profundidad y mística sonora que posee el álbum.
Como una suerte de antigua caja de galletas llena de tesoros, a cada escucha se van desgranando las canciones del disco. Once son versiones de temas del maestro, no de los más conocidos. Según cuentan los granadinos, han elegido sus piezas preferidas, las que más les han tocado, para reinterpretarlas y llevarlas mucho más allá del mundo del flamenco. A esta tarea evangelizadora se une El Loco un tema que según Antonio Arias contiene todo lo que aprendieron tocando junto a Morente.
Los puntos cumbre del disco son Yo, poeta decadente y La estrella que cuentan con la preciosa voz de Soleá Morente (hija menor de Enrique) y por supuesto Delante de mi madre, cantada por la enorme Carmen Linares y que se convierte en un tejido místico de mil capas de guitarra y percusión, pura delicia. La sintonía con la familia Morente es enorme, también Aurora Carbonell “La Pelota”, compañera de Enrique ha donado su cariño en forma de reproducciones de sus cuadros para la portada y el libreto del disco.
Estamos delante de una joya, es sin duda el mejor homenaje que Enrique Morente podía esperar de sus amigos, seguro que el mismo habría disfrutado escuchando una y otra vez cada corte del álbum. Es un trabajo lleno de matices, de capas de sonido y de esa extraña sensación de cerrar los ojos y sentir que le paseas las calles al Albaicín. Música en mayúsculas.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9/10