Con esto y su nuevo trabajo podríamos describir a Little Dragon con una palabra: cosmopolitas. Pero, ¿no os da la sensación que a veces la industria musical, o nosotros mismos, somos un poco injustos con grupos como éste? Que dispongamos de una banda tan moderna como Little Dragon y no estemos altamente bombardeados con cada uno de los trabajos que éstos presentan no parece del todo justo. No obstante, debo admitir que puede costar que este cuarteto cargado de sonidos electrónicos pueda entrar de una forma rápida, como se merecen. A estos suecos hay que re-escucharlos una y otra vez para prestar atención a toda su riqueza musical, y estoy absolutamente contento que este Ritual Union forme parte de mi estantería online.
El uso interrumpido y, a veces cargante o sobrecargado, de la voz de la cantante Yukimi Nagano se hace un poco pesado para escucharlo. La constante hiperactividad de cambios musicales te frena un poco para bailarlos, si no es en directo. Little Dragon es de esas bandas que, cuanto más los ves, más te gustan y por tanto más escuchas, pero cuestan.
Este cuarteto nos presenta un disco de once canciones cargadísimas de baterías, teclados y sonidos completamente ricos y mecánicos. Ritmos fáciles de seguir pero un tanto desconcertantes y bastantes barrocos a momentos, portadores a lugares entre urbanos y bucólicos al mismo tiempo, como dentro de un complejo mecanismo electrónico un tanto bipolar.
Ritual Union, además del nombre del trabajo completo, es el tema que abre el disco y el hit de éste. Tiene durante casi los 3 minutos 30 segundos que dura, el tuc tuc tuc tuc de fondo mientras la voz se entrega al completo y los sonidos se van sumando variando tonos y ritmos. Realmente, me ha gustado este tema que, al ser el primero del disco, siempre lo escuchas mil veces más, lo típico es que al entrar en Itunes, buscas en tu larga lista la L de Little Dragon y le das al play. Así pues, escuchas siempre ese principio suave que se va cargando hasta finalizar casi de la misma forma como empieza, con un tímido scratch.
A antiguo suena este Little Man, a ese antiguo de ahora y cercano, a robotizado y a últimos ochentas. Tiene un espíritu, no sé, puedo empezar a sentirme libre al escuchar este tema. Yo lo describiría, según la letra, como un “tienes pasta pero no lo tienes todo”. Algo que, con la que está cayendo, económicamente hablando, te hace saltar una malvada sonrisa.
Al más estilo ambient, When I go out. Incluso aquí la voz suena diferente. Siempre como en eco, distorsionada o como si estuviera constipada. Sin demasiados cambios de registro y subidas y bajadas de tono. Muy lineal. Donde menos parece una canción cantada, simplemente la voz acompaña a los instrumentos repitiendo una y otra vez el estribillo.
Una de mis preferidas es Precious. Aquí incluyen toques drum’n’bass apagado (simplemente delicioso). Se me van los pies al seguirla e intento acompañarlos con mi cuerpo doblegando las rodillas. Estoy dispuesto a bailar saltando, hasta que el sonido altamente repetido durante todo el tema, que es incluso algo techno o con guiños a lo techno, me obliga a cambiar mi paso desconcertándome. Sumándole, como no, esa voz sensual. Una voz igual de sensual que en Nightlight, acompañado esta vez de coro a lo Black music.
Finalizan el disco con Seconds. Tan suave, tan tranquila. Aquí también la voz sólo acompaña.
En resumen, la explosión de todo lo que ponen en cada una de las canciones hace de este Ritual Union un disco completísimo, riquísimo, extravagante y nada monótono si le prestas la debida atención. Un grupo, como podéis ver en el video arriba incluido, que gana mucho en directo.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10