InicioDiscos – ArchivoKURT VILE - SMOKE RING FOR MY HALO

KURT VILE – SMOKE RING FOR MY HALO

El solista y multiinstrumentista Kurt Vile nos presenta su cuarto larga duración, donde aparte de tocar todos los instrumentos también participa parcialmente en su producción. Este relativamente desconocido artista que estuvo en el cartel del Primavera Sound 2011 sin demasiada atención de los medios, fue componente de la banda War On Drugs, la cual abandonó a finales del 2008. A destacar que Kim Gordon de Sonic Youth lo mencionó en una entrevista como uno de los cantantes que estaba siguiendo en ese momento y que confesó estar totalmente enganchada.

El disco en cuestión es una interesante propuesta que coquetea entre ramalazos de cantautor, el pop, el rock de raíces, el lo-fi, la Velvet Underground, Dylan… Pero como un buen barman, todo bien mezclado dando un producto personal y una propuesta original y valiente: original porque plasma la personalidad del cantante en cada una de las composiciones, y valiente porque no es un disco de canciones fáciles, y quizás sin ningún single al uso que se pueda extraer. Así, estamos en esos discos que deben ser escuchados una y otra vez, para así darnos cuenta de la multitud de matices disfrazados de arreglos, guitarras eléctricas que rompen la melodía, o teclados que pueblan de atmósferas y texturas a canciones que en un principio podrían ser más simples de como se nos presentan finalmente.

Abre la más accesible de las composiciones, Baby’s Arms, y por ello cuenta con un recién estrenado vídeo realizado con teléfono móvil, posteriormente Jesus Fever ya empieza con otro ritmo más dinámico, y así sucesivamente se encadenan canciones, cada una es una pieza con su estilo propio, mezcladas por Kurt sin ningún tipo de miedo. Y es que es un larga duración donde la experimentación tiene un protagonismo especial pero con el acierto de no hacerlo inaccesible, sino interesante y fresco. Clara muestra de ello es Society Is My Friend con unos teclados a los The Cure más opresivos, o Peeping Tomboy, que empieza como una clásica canción del folk más tradicional americano y acaba rota por unos bruscos cambios de tempo, ralentizándola hasta lo impensable.

Si tienes un día en el no que quieres parar la oreja y escuchar con dedicación, guarda este disco para otra ocasión, no lo malgastes. Porque hay que aprovechar ese día más inspirado para escuchar y maravillarse un poquito con este personalísimo intérprete.

PUNTACION CRAZYMINDS: 8/10

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