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KASABIAN – VELOCIRAPTOR!

Hype. Hype es la palabra más usada y también la más repetida que he leído en las reseñas de lo último de Kasabian. Bueno, pues todo al hype entonces. Porque a pesar de lo hipe, escuchado y ‘requeteescuchado’ el disco de los británicos crece y crece a cada escucha y nos va enganchando poco a poco. Y de hacernos arrugar la nariz en la primera reproducción nos complace decir que pasa notable nuestra criba.

Compuesto y producido por su guitarrista Serge Pizzorno era difícil superar su anterior disco West ryder pauper lunatic asylum. Dicen, los propios componentes de la banda, que para este último, se han inspirado en el Dark side of the moon de Pink Floyd.  Qué miedo da eso, para bien o para mal. ¡Y qué atrevidos Kasabian!. Aunque es un buen referente, qué duda cabe. Así pues, con las expectativas altísimas, aunque no hay que tenerlas por lo que pueda ocurrir posteriormente, nos enfrentamos a la escucha de este nuevo y ya cuarto disco de la consolidada banda de Tom Meighan y Pizzorno.

Este cuarto disco de Kasabian se abre con un GONG y ‘pa lante’! Trompetas militares y ambiente solemne para darnos la bienvenida y entrar en su: Velociraptor!. Un inicio muy a su estilo, no nos vamos a engañar y buen nombre para el disco de la banda que declara así sus intenciones sin haber escuchado apenas nada. El mismo Pizzorno, daba su explicación del porqué del nombre a la revista NME hace unos meses. Una explicación un poco ‘patillera’, con todos nuestros respetos, en la que explicaba que la figura de este dinosaurio no ha sido entendida nunca por Hollywood ya que se muestra una ‘realidad’ que ciertamente no es así. Todo ello, al loro, para decir que la gente piensa que Kasabian es un tipo de banda que en realidad no es. Y viniendo a decir también y en la misma jerga de los Gallagher, de los que son colegas, que a quien lo le guste, que no lo escuche.

Reinterpretando sus palabras y pensándolo bien, una vez escuchado el disco, creemos que lo que ha querido decir Pizzorno es que Kasabian pretende, no siendo tan grandes como otras bandas ‘dinosaurias’, enormes, del panorama musical, correr veloces cual velociraptor y avanzar, en todos los sentidos, a otras muchas bandas de su generación. Y después de esta tesis, también bastante ‘patillera’ por nuestra parte, entramos dentro de la jungla, de su reinterpretación de su ‘Jurasico musical’.

Para entender que esconde Velociraptor! Pizzorno también afirmaba que han querido explorar los inicios más básicos de la música, los sonidos primitivos y por ello, han querido que estuviera lleno de materias primas para que sonara muy crudo. Como un grito.

Sí, verdaderamente su sonido es algo más clásico, pero si lo escuchamos detenidamente no sólo se han conformado con ello sino que han querido aportar toques de electrónica, lo que hace que el cuarto disco de la banda no sea un disco con sonidos clásicos al uso. Es bastante Kasabian. No os alarméis que no se han vuelto locos del todo.

La primera canción, como decíamos, comienza con un gong y anuncia guerra con unas trompetas militares. Y sí, Let’s roll just like we used to, promete batalla, suena potente y tiene fuerza. Con toques de psicodelia, la hay si la buscáis bien en las canciones de este disco, llegamos al que ha sido single de presentación y que va a ser un goce en los directos para el público. Days are forgotten muestra a los Kasabian en esencia. Los de siempre. Y aunque los coros de Pizzorno a primera escucha son algo ‘chirriantes’, casi llegando al falsete y sorprenden, a medida que entras en el tema te sientes a gusto con esos coros de los que quieres sentirte partícipe. Y ¿¡quién diría que los de Leicestershire pudieran ser tan melosos y románticos después de la garra a la que nos tienen acostumbrados!? Pues en Goodbye kiss lo demuestran. Se trata de una encantadora balada que aunque romántica no es nada empalagosa y que se ha convertido en uno de los mejores temas para quien escribe estas líneas. Y sin salir de la calma continuamos con La fee verte. Nos gusta esta faceta de Kasabian, más moderada y tranquila. Pero no os penséis que se han vuelto blandengues, ni mucho menos. Porque en el corte cinco ponen el ‘turbo’ otra vez y comienza la velocidad. A mitad del disco se despierta al Velociraptor y más vale que corráis porque muerde. Un tema de los que gusta saltar y sudar en los directos también. Nuestra imaginación se despierta, tenemos ganas de verles de nuevo. Sincopado y voraz es un buen tema para llegar al ecuador nada cansados. Es aquí donde Kasabian ya nos han atrapado y no podemos soltar el disco.

Tras la bestia, el velociraptor, encontramos esos sonidos asiáticos tan característicos y que tanto gustan a la banda. Tornan el ambiente en algo místico con Acid turkish bath (Shelther From The Storm). Seis ‘minutazos’ de tema que nos transporta a lugares exóticos.

Y como decíamos Kasabian no sólo respiran de sonidos puros y clásicos del rock sino que se atreven con todo y I hear voices es muestra de ello. Toques electrónicos nos adentran en un tema pegajoso hasta decir basta. Su melodía es de las que se enganchan sin poder hacer nada para remediarlo y desde luego acabas oyendo voces, las suyas y esa melodía cuando el disco se detiene.

Re-wired es como volver a los Kasabian más clásicos. Igual no llega a ser un tema sobresaliente pero tiene en esencia a los Kasabian que nos gustan. Potentes, salvajes. Como ocurre con Man of simple pleasures que le sigue los pasos.

Pero, ¡ay amigos Switchblade smiles! Nos hace detenernos la energía de este tema. Concentrar nuestra atención. Se trata de uno de los más potentes del disco. Hace que nos paremos en seco y le demos a re-escucha unas cuantas veces. Rabia transformada en fuerza es lo que se respira en este tema de toques electrónicos. Nos encanta y entra bien adentro. Ideal para los días en que se encuentra uno de mal humor. Y después del final misterioso de Switchblade smiles llegamos al fin de este Velociraptor. Lo hacemos con algo mucho más pausado, un medio tiempo de nombre: Neon noon que también respira electrónica.

En definitiva, un álbum valiente y osado el que presentan los ingleses. Ellos pueden hacerlo, aunque no guste a muchos, probar sin miedo a equivocarse. Tantear qué camino seguir en un futuro. Un disco que tiene de todo, variado, igual algo menos potente que si nos remontamos a su primer disco y por ello puede que decepcione a alguno. Se entiende. Pero un disco, no obstante, que rebosa energía, una energía algo más contenida sin dejar de lado sus momentos de rabia y mala leche que hacen vibrar el pecho en el directo. Tanta energía derrocha alguno de estos temas que sólo hay que recurrir a la noticia que hace unas semanas publicábamos en Crazyminds Web para dar cuenta de ello. Y es que en un concierto en la New York Fashion Week la policía tuvo que intervenir para pedir que se moderaran con los decibelios.

Un álbum, el cuarto de la banda que sí, nos ha gustado, pero que no es nuestro favorito, en conclusión. Y es que se dejaron el listón sumamente altísimo con su anterior West ryder pauper lunatic asylum. Recurrir a él o a sus anteriores discos siempre es un gustazo. Y es precisamente ahí donde radica el dilema y las comparaciones comienzan a ser odiosas. Ahí es donde nos planteamos qué valoración darle a este nuevo disco de los ingleses. A pesar de todo ello, en conjunto, Kasabian pasan notablemente nuestra revisión. Ya tenemos ganas de ver correr al Veliciraptor por los escenarios de nuestra geografía…pero andad con cuidado porque igual os lleváis un mordisco!

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10

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