Leicester lads are back!. Así rezaba un tweet del club de fans oficial de la banda la mañana del 5 de mayo, cuando su sexto álbum de estudio, For Crying Out Loud salía a la venta y estaba disponible en las diferentes plataformas digitales. La expectación creada desde hace casi un año, cuando Kasabian tocaba en el King Power Stadium como homenaje a la hazaña conseguida por el Leicester City al ganar la primera Premier League de su historia habiendo terminado la campaña anterior salvándose del descenso de manera casi milagrosa, y donde tocarían por sorpresa Put Your Life On It, ( el último corte de este álbum) hacía prever un nuevo álbum, que se confirmaría tras colar Comeback Kid en uno de los modos de juego del FIFA 17 (cuánto le debemos a la saga de fútbol de EA musicalmente).
Tras las declaraciones hechas a la NME en las que afirmaban que este álbum trataba de salvar la “música de guitarras” del abismo, y otras al mismo medio en las que afirmaban que sólo los Arctic Monkeys y The Libertines junto a ellos tiraban del rock’n’roll en el mundo, muchos han sido los detractores que han colmado de prepotencia y chulería a Tom y Serge; pero tras escuchar el disco, nada más lejos de la realidad. Una contraposición casi perfecta al 48:13, donde resaltaba lo electrónico por encima de todo en canciones como Treat, Eez-eh o Beanz. Parece que en la cabeza de Serge Pizzorno, el verdadero artífice del álbum (en sólo 6 semanas según testimonio propio) han sonado durante este tiempo cosas de los Ramones, Iggy Pop e incluso me atrevería a decir que The Doors.
Gracias al Later… de Jools Holland ya pudimos escuchar con un par de semanas de antelación la canción que abriría el álbum, III Ray (The King), que la entendemos como un resumen perfecto del resto del álbum y de lo que Kasabian llevaban “presumiendo” todo este tiempo atrás: guitarras enérgicas, potencia melódica con un Pizzorno cada vez más seguro de sí mismo, adquiriendo protagonismo en las voces y canciones cada vez más plagadas de letras (nada que ver con aquel Club Foot de 2004). You’re In Love With A Psycho, primer single oficial del largo, viene a presentar esa madurez que debe de venir acompañada tras 6 álbumes: melodías más sobrias, coros en los estribillos, guitarras más suaves y limpias, y un ligero matiz del Every Breath You Take de The Police. No todo va a ser aporrear guitarras y formar pogos en el público.
Twentyfourseven puede llegar a parecer un puente de transición entre los Kasabian de hace 10 años y los de ahora; vuelve esa mezcla casi matrimonial en ellos de hip-hop con rock, algo más cañera y melódica que Processed Beats pero con la misma esencia de aquel primer álbum. La fórmula del You’re In Love With A Psycho se repite en Good Fight (¿cara B?), que es carne de no aparecer en los futuros setlists de la banda. Para Wasted no sabemos si Serge pidió opinión o ayuda a Kylie Minogue pero el estribillo suena a trabajos anteriores de la australiana, y con la fórmula de Kasabian la ecuación sigue saliendo ganadora.
Si Stevie, canción de su anterior trabajo, tuviera un hijo, ese sin duda es Comeback Kid. Poca pega se le puede poner al tercer single del disco: letra sencilla para que el público entre en el juego, Serge y Tom cantando al unísono para dar más empaque a la melodía y un estribillo la mar de pegadizo.En cambio The Party Never Ends parece salir de un descarte del 48:13, con ese sintetizador de fondo y esa melodía desganada.
Aquí llega la guinda del pastel, totalmente inesperada pero para mí todo un acierto. Sorprendieron por completo cuando, la semana pasada, sacaban a luz el Are You Looking For Action?. Música disco pura y dura de los 70. Como si el bueno de Pizzorno hubiera tomado un café con los Bee Gees. Si esta canción no os anima no creo que nada lo haga. Fiebre de sábado noche total.
El momento The Sergery llega con All Through; como contábamos antes, según se han ido sucediendo los discos, el guitarrista y vocalista secundario ha ido tomando cada vez más y más protagonismo, teniendo ya en álbumes anteriores canciones cantadas por él enteras. Guitarras acústicas arpegiadas con una sucesión de acordes deliciosas y con Tom ahora como vocalista secundario, Pizzorno gana enteros.
Sixteen Blocks recuerda a esas melodías que últimamente acompañan a los trabajos de Dan Auerbach, con coros femeninos de fondo.Con Bless This Acid House creo que entenderéis por qué al principio de la crónica hablaba de una influencia de los Ramones. Melodía y estribillo con una intención parecidísima a los jefes del punk (aunque con un punto menos de velocidad y de rabia). El álbum lo cierra como comentamos antes, Put Your Life On It, que sonaba con más intención en aquel directo del King Power que en el disco (por cierto, en la versión Deluxe del disco en Spotify está ese concierto íntegro, altamente recomendable).
A lo mejor es un poco prematuro hablar de esto a estas alturas, pero probablemente este sexto disco es el más redondo de toda la carrera de Kasabian, y lo dice un fan acérrimo del West Ryder Pauper Lunatic Asylum, pero mientras que en otros discos de los de Leicester hay canciones que automáticamente saltas, en este parece que todas (tú también, The Party Never Ends) nos quieren decir algo. Las ganas de poder disfrutarles en el FIB se hacen cada vez más y más grandes.