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KAISER CHIEFS – STAY TOGETHER

Existe una tendencia en los grupos arropados por los brazos del pop y el indie más británico por la que, cuando llegan a un número determinado de discos, abandonan la senda de la música que siempre les caracterizó. Entonces optan por pensar en un álbum de estudio como una forma de continuar ganando dinero fácilmente, mantenerse en los escenarios sin realizar un esfuerzo creativo y dejarse llevar por la ola musical del momento en las listas de hits mundiales. A esta nueva fórmula ya se unieron hace tiempo Coldplay y los últimos en hacerlo han sido Kaiser Chiefs. La progresión musical de los de Leeds ha ido dando tumbos desde hacía varios años. Pero con el lanzamiento de su sexto trabajo de estudio;  Stay Together (2016), han dejado claro que ya no son los mismos rockeros críticos con el sistema de Yours Truly, Angry Mob (2007) y que cualquier parecido con esa realidad es sólo un espejismo.

Después del indie-rock un tanto popero (acentuado en sus últimos trabajos) la banda ha decidido comprobar cómo les quedaría la túnica del disco, el funk y un sonido propio de los 80. Para conseguirlo se han aliado con Brian Higgins en la producción, responsable del sonido de Cher o de The Saturdays. El resultado es un disco que suena a forzado, donde se nota que Kaiser Chiefs no están cómodos con este tipo de música porque, simplemente, no es lo suyo. Renovarse nunca fue fácil, aunque algunos temas pueden salvarse.

La canción que abre el disco, We Stay Togther, es una de los pocas que merecen la pena destacar del experimento. Más propia de ser escuchada en una pista de baile bajo una bola gigante de espejos reflectantes colgada del techo, cuenta con la energía suficiente como para no decaer durante los más de cuatro minutos de duración. Sorprenden los coros femeninos que acompañan a Ricky Wilson y que le aportan ese toque de tema bailableHole In My SoulParachute, presentados como singles del álbum, se quedan en la indiferencia, no llaman la atención y no se reconoce a los de Leeds en ningún momento, haciendo uso de la radiofórmula y de unos sonidos disco muy sencillos que ni sorprenden ni convencen. Hay un toque de atención con Good Clear Fun  y su pegadiza base rítmica, pero continúa sin ser una canción que el público vaya a recordar tras escuchar el álbum al completo. El disco acaba siendo una especie de mix de temas fáciles y simples que dejan una especie de desazón por no haber encontrado nada reseñable, a excepción de los mejores temas: Indoor FireworkPress Rewind, que seguro funcionarán en directo, sobre todo en festivales.

Se echa de menos a los Kaiser Chiefs que hacían letras con tintes de denuncia política (como en Education, Education, Education & War (2014) o el disco de 2008 Off With Their Heads. Las letras de este sexto trabajo se quedan en los tópicos amorosos y los estribillos previsibles que animan a levantar el culo de la silla y bailar. En una de las canciones, Press Rewind, se escucha a Wilson cantar «we are writing and recording pop music». Más que haberlo logrado, lo suyo ha sido un amago de cruzar al otro lado y establecerse en una zona de confort en la que, esperemos, no duren mucho. Y si este va a ser el nuevo camino a seguir por los de Leeds, habrá que asumir su valentía al seguir la nueva estrategia de «renovarse o morir», aunque para lograrlo haya que matar a la música por la que demostraron que no eran un grupo cualquiera por el camino.

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