Hablar de Johnny Marr es hablar de esos músicos inquietos por naturaleza de los ochenta, que bebieron de sus propias pócimas británicas para ofrecernos pop-rock indie de los que muchos grupos en la actualidad se hacen dueños sin merecimiento alguno. Es la llamada escuela Paul Weller, o The Smiths, del cual él fue integrante de peso. Pero es extraño que hayamos tenido que esperar tanto para poder escuchar su álbum debut, después de haber finalizado hace ya tiempo con The Smiths. Por fin nos presenta The Messenger.
Pero entre colaboraciones y demás publicaciones conjuntas (John Frusciante, Modest Mouse, The Cribs…) pues ha estado solicitado. Esta espera ha merecido la pena ya que, probablemente esta experiencia adquirida ha sido vital para que él decidiera lanzarse a publicar un álbum en solitario. Pero, ¿qué nos ofrece el bueno de Johnny después de acumular tanta experiencia? Un álbum más que correcto, muy british si, pero qué menos. Canciones sencillas, guitarreras, pegadizas y con un aire muy de las islas.
Marr no nos descubre nada nuevo. Sabe mezclar el sonido antiguo de los Smiths sin caer en un refrito, y lo entrelaza con los sonidos de la actualidad para hacer de sus canciones un puñado de notas clásicas adaptadas a los nuevos tiempos. Eso se ve en sus dos primeras canciones, The Right Thing Right y I Want The Heartbeat. Canciones rápidas con ese halo tan ochentero que sin embargo no cansa y suena actual. Guitarras, estribillos eclécticos y voz inconfundiblemente muy británica, en el sentido del logro sonoro, que da sensación de descuidado, pero nada más lejos de la realidad.
Es inevitable que se muestren las influencias en un músico como Marr, y se dejan ver en European Me o The Messenger, canción que da nombre al largo, donde inevitablemente a medida que avanzan las notas recordamos una y otra vez a The Smiths. Y es que en temas como estos, podemos ver referenciada esa música de los ochenta donde Marr da rienda suelta a su creatividad sin mostrarnos nada nuevo musicalmente, pero rejuveneciendo un sonido añorado. Son canciones profundas, de rock poderoso, y con una voz muy cuidada, especialmente en The Messenger.
Todo el trabajo tiene una línea muy definida, la cual apenas se sale del guión, pero no por ello se convierte en un álbum monótono. Los dos cortes que cierran el trabajo de Marr son claras intenciones de mostrar lo que él ha pretendido difundir, canciones de pop-rock salidas de las islas. New Town Velocity y Word Starts Attack, acaban con batería y guitarras portentosas, y letras para nada pretenciosas y si bien elegidas y encajadas. Es evidente que el sonido de este álbum esta demasiado explotado en nuestros días, por eso era necesario que alguien como Johnny Marr viniera del pasado para poner las cosas en su sitio con bastante buen resultado.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10