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JOAQUÍN PASCUAL – LA FRONTERA

LA FRONTERA Lo confieso. Cuando escuché por primera vez a Joaquín Pascual, hace casi un año, después de ver una entrevista en la que Abraham Boba recomendaba una canción suya (Un ritmo caliente), no sabía nada de él. No sabía nada de su pasado con los Surfin’ Bichos (y otros grupos por los que ha andado). Y, sin embargo, inmediatamente su voz me llevó hasta Fernando Alfaro. Pues bien, Joaquín, compañero de Alfaro con los Surfin’ Bichos, se estrena ahora con el flamante sello Grabaciones en el mar, y nos trae un disco repleto de delicadeza y suavidad, que no podemos sino querer. No es su primer trabajo en solitario, ojo, ya en 2010 se lanzó con El ritmo de los acontecimientos.

Articulado más en torno a la lírica que a la música, para la gente como yo, enferma de letras, es una auténtica maravilla que existan cosas así: una voz suave que apenas susurra, entredice, deja ver, con una música que no invade, que acaricia a la voz, pero que la deja hablar, y un cantante que canta pero en realidad recita, en un ritmo pausado, calmado, que recuerda a aquellos cantautores que a día de hoy nos negamos a decir que nos gustan porque, oh, qué horror, dejaríamos de ser modernos.

En torno a todo esto, se construye un inventario casi de cuento, en el que la intimidad es la pieza clave que atraviesa en transversal todo el disco. Lo atraviesa porque se habla de ella y desde ella y lo atraviesa porque consigue crear intimidad con nosotros, que escuchamos. Así pues, señores, mejor bajar la luz, pasear por “la mina abandonada” (Un Ritmo Caliente) y convertirla en el palacio donde se comparte todo; evocar la casa familiar que desembocó en “laberintos” y que culminó en “sólo una promesa, cuestión de fe”, para recordar que no tenemos solamente una, sino Tres Vidas (quién sabe si más, todas las que seamos capaces de meter aquí, en esto que vivimos); reservar habitación en un Hotel Romántico y descubrir todo lo que nos podrían aportar los extraños si nos parásemos a escucharlos; convertirte a ti y a ella, a ti y a él, a nosotros, a vosotros, en Los Protagonistas; dedicarse a analizar la anatomía de La Perspectiva, esa vieja compañera que de tan habitual acaba por olvidársenos demasiado a menudo (y, sí, además de agrandar y empequeñecer, cerca y lejos mediante, la perspectiva también te demostrará que “la mayor parte del tiempo estamos solos”); reaccionar, amar, y golpear, asumir que “es la reacción normal al amor que sientes, amar / es la reacción normal al golpe que recibes, golpear”, aunque haya que pasarse la vida persiguiendo incendios; dejar de Vivir Por Vivir, o hacerlo con todas las ganas, aceptando mentiras, caminos desconocidos y aceptar “ir delante de ti”, y acabar, por fin, recreándonos en las Cosas Bonitas, para conseguir olvidarnos de nosotros mismos cuando nosotros mismos somos lo que más nos molesta.

Y, así, habremos hecho un primer recorrido, casi de guía turístico, por este magnífico LP que es La Frontera. Tal vez para darnos cuenta de que no hay frontera. Pero hay que tener en cuenta que es solamente una primera aproximación, que quien se baja de un crucero y da dos vueltas por una ciudad no la conoce en absoluto, y que este es un disco por el que hay que callejear horas y horas para acabar descubriendo los rincones más bellos, que no son pocos.

Eso sí, como no quiero pecar de optimista, debo decir que a este disco solamente le fallan dos cosas: el exceso de sintetización en la música, que humilla bastante las melodías base, que son realmente ricas por sí solas, y algún que otro coro por ahí con el que pasa lo mismo que con la sintetización. Y, si no fuera por eso, yo le ponía un 10 de muy buena gana. Habrá que esperar a verlo en acústico.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8.5/10

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