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JOAN AS POLICE WOMAN – THE CLASSIC

Vital, telúrico y arrebatadoramente sexy: The Classic (PIAS, 2014) retoma el camino de Joan Wasser emprendió en el panteísta The Deep Field (PIAS, 2011), pero esta vez dirige sus pasos en otra dirección, cambiando los paisajes corales del anterior trabajo (que casi olía a tierra mojada de un bosque primigenio) por un soul y un groove de un inequívoco aire urbano.

The Classic es también un disco paradójico: aunque recoja buena parte de la tradición Motown suena, sin embargo, libre de corsés. Joan As Police Woman, nuestra Joan, como aventajada discípula de voces como Diana Ross, Aretha Franklin y Roberta Flack, demuestra su sabiduría y cariño en unas canciones inequívocamente personales  en un disco que no entiende el homenaje si no es como relectura y reinvención, tal es la marcada personalidad de la artista y tan interiorizados tiene los códigos y el alma de la música negra de los sesentas y setentas.

Puesto en contexto con el resto de su trabajo, la evolución personal de Joan se hace patente. Nunca se ha mostrado remilgada a la hora de desnudar sus entrañas y aunque en The Classic siguen teniendo un peso importante la melancolía y el recogimiento, como se percibe en canciones como Good Together y New Year’s Day, la alegría y el swing (mucho swing) salpica un disco rejuvenece, revitaliza y deslumbra a cada escucha. Y que sorprende, sobre todo al oyente ocasional que la conociera con su disco de debut.

Mucho ha llovido desde entonces (y alguna que otra crisis nos ha dificultado verla de nuevo por estos lares), y muchas son las pistas sobre su evolución que nuestra amiga policía ha dejado a lo largo y ancho de The Classic. Witness ya avisa de esa “criminal en mi interior que se ha vuelto loco” que se ve obligada que arrancar la raíz de todos sus males. “The war is over”: la rabia y el desconsuelo pertenecen a otra época, y esta Joan Wasser luce versátil, optimista (pero lúcida) y arrebatadora en su excelencia melódica y vocal. Baste con señalar piezas tan sofisticadas como Ask Me, Stay o la que da nombre al disco, una doo wop diabólicamente jocoso y adictivo.

Pero la variedad tonal del repertorio del disco también juega en contra. Sin dejar de ser una obra con una impronta muy marcada, cuya luminosidad no desluce (como ella dice, no quiere volver a repetir lo que cantó hace años; no sería sincera ni consigo misma ni con el público), The Classic adolece de falta de unidad. Diez canciones redondas, soberbias, que, sin embargo, carecen de hilo conductor. ¿Qué falla, qué falta? Joan es suficientemente íntegra como para no defraudar ni para caer en la trampa de la nostalgia; sin embargo, notamos que algo se ha perdido en el camino. No se trata de un exceso de ambición, ni de falta de talento, ni estamos ante un disco de compromiso. No vemos ninguna renuncia a la originalidad ni pérdida de norte ni de intensidad.

¿O quizá sí? Tras la tríada caliente Witness, el primer single Holy City y The Classic, Good Together y Get Direct suponen un freno al desparpajo del arranque. Y eso que la primera es la que más recuerda a esos dos primeros discos, y la segunda es una soberbia interpretación vocal de Wasser. Poco más adelante, tras la compacta What Would You Do, New Year’s Day encierra los momentos de mayor virtuosismo del disco: una canción respaldada por unas bases recias, una guitarra hiriente y una voz arrastrada, dramática, tremebunda. El solo de guitarra es de los que revuelven tripas y remordimientos, y evoca pasajes poco agradables de vidas tortuosas.

Shame pretende hacer de contrapunto y bisagra a un cierre con nota intimista, pero el momento no está bien escogido. Tras New Year’s Day puede sonar incluso frívola. ¿Puede que esa sea la característica que no encaja en el puzzle? ¿La búsqueda de una felicidad que, una vez encarrilada, descascarilla la intensidad de la obra? Sería injusto para una artista que tanto vuelca, que tanto da de sí en, insisto, diez piezas prácticamente redondas. Sin ser complaciente, The Classic no termina de ser todo lo intenso a lo que Joan nos tenía acostumbrados.

NOTA CRAZYMINDS: 6,5/10

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