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HURTS – HAPPINESS

HURTS - HAPPINESSCon un single que tomó por sorpresa a aquellos que creyeron que la reputación que los precedía excedería su dimensión real, Hurts sorprendió con el lanzamiento del primer single de su álbum debut y dejó un gusto por conocer el resto de su trabajo. Better Than Love parece un tributo al synth de los ochenta, aquel en que se podía corear cada canción como si fuese el mas reciente himno de nuestra propia banda sonora. Pero, lamentablemente, queda sólo como el espejismo de eso, un intento de tributo que deja con el sabor nostálgico de una otra época no hace que el disco completo sea tan bueno después de escucharlo un par de veces.
La búsqueda de un público joven y, por qué no decirlo, adolescente, está claramente marcada en las letras que se proponen según avanza el disco. El álbum genera sentimientos encontrados, por un lado se encuentra un sonido interesante que parece asociable con aquellas canciones del baúl de grandes momentos de la música; por otro está la lamentable realidad de unas letras que hace veinticinco años hubiesen coreado las escolares de cada escuela privada de Inglaterra. Y es que buscan ser comerciales dejando su dignidad intacta, pero parece que, si bien conservaron su dignidad, la perspectiva de lo que pudo ser un proyecto sumamente bueno quedó en dejar algo que podemos disfrutar, pero no recordar a posteriori. Esto obviamente duplicará sus ventas, doble filo dirigido a un mercado enfrentado.
Lo que no es cuestionable es que el sentido de la electrónica que le dan al disco es algo no visto desde hace un buen tiempo, la electrónica parece haber sido reivindicada para algo más que dar saltos en una discoteca o hacer un juego de palabras divertido para obtener un hit inmediato. Es curioso este cambio en la interpretación cotidiana del sonido de las ahora multitudes, quizá Hurts sólo este jugando con nosotros y sea realmente brillante tomando matices mordaces en su trabajo con tal sutilidad que no lo notamos, como un falso tributo al mainstream de fines de los ochenta, donde se tomaba como deporte el diferenciar quiénes pertenecían a esto y quiénes no.
Un sabor agridulce es lo que deja, finalmente correspondiéndole al que escucha el disco interpretar lo que encuentra en un trabajo que no refleja la felicidad que el título del álbum pregona, dando la idea de que hay más en él de lo que podemos cuestionar en un primer momento. Sea un gran plan de marketing o no, el sonido (que pese a lo que se pudo predecir no pasa de dos canciones bailables) tiene aquel excentricismo de Depeche Mode y aquella cuota de The Gossip o La Roux que lo convierte en una pieza para la banda sonora no oficial de muchos momentos.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7.5/10

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