Y es que además de la gran publicidad que directa o indirectamente han recibido por parte de tan estival anuncio, los Dune, ya como dueto y sin diéresis en la U, han sacado disco este pasado mes de junio. Un disco, que se aleja bastante de todo lo realizado anteriormente y que más bien poco tiene que ver con el tema escogido para el spot cervecero, el genial: I Wish That I Could See You Soon incluido en Giant, cuando a estos folkys les daba por cantar ukelele en mano.
De portada a lo Muchachada Nui, todo sea dicho de paso, y todo handmade, en este Strange Moosic los Dune se han producido ellos mismos bajo el sello que lleva el mismo nombre que este álbum, han diseñado la portada y han elaborado, pensado y realizado sus videos. El contenido, tan artesanal, de este Strange moosic no tiene desperdicio alguno y es un paso adelante hacia la madurez musical y artística de este dueto, pues es un pack estupendo, dentro de su repertorio nada desdeñable y magnifico a la par que abundante. Pero si bien es cierto que este dúo afincado en el dulce y chic París estaban hartos de la etiqueta ‘anti-folk’ que les perseguía desde hace tiempo, han querido demostrar que realmente lo que les gusta es hacer rock. Y su particular visión del rock, con pinceladas pop y aires folks, que no han perdido afortunadamente para sus fans, la dan a conocer precisamente en este nuevo disco. Porque Herman Dune hacen gala de aquel refrán que dice aquello de que: ‘el movimiento se demuestra andando’.
El disco que para los más fetichistas, también puede encontrarse en versión disco-libro y limitada, es perfecto para los días de verano, cuando los hace, que menudo verano el de este año. Y es que el ‘Strange Moosic’ entra rápido y fresco cual granizado de limón. Desde el primero de sus doce temas: ‘Tell me something I don’t know’ , su primer single, los Dune nos hacen sentir cómodos y a gusto en su universo, en su casa, aunque esta canción nos hable de rutina, de la rutina en pareja. Atentos al videoclip que ilustra este tema, donde aparece el pequeño ‘yeti’ azul, la mascota que les acompaña en todos sus conciertos. Y del pegadizo: ‘Tell me something…’, acabareis cantando su estribillo, al tema suave que pone nombre al álbum: ‘Ah hears strange moosic’. Una canción perfecta para recorrer carreteras en busca del mejor lugar para pasar los días de verano. Un lugar al lado de la costa quizá, donde poder dejarse acariciar por la suave brisa. Donde ver las olas chocar contra las rocas mientras se esconde el sol. Un tema más profundo que el anterior en el que destacan los punteos de guitarra, que suena más limpia y sin menos distorsión que en anteriores discos.
Pero la profundidad nos dura bien poco. Porque enseguida sale el sol de nuevo. Be a doll and take my heart es eso, una canción soleada y alegre que transmite buen rollo. Es dulce cual algodón de azúcar, pero nada empalagosa, no temáis. El siguiente tema le da un giro repentino al disco. Sin romper la coherencia musical, Where is the man saca a relucir a los Herman Dune más duros, ‘agresivos’, si es que lo pueden ser, y reflexivos. Pero este arrebato de agresividad es fugaz. Se trata de una pequeña píldora para hacer de su disco algo no demasiado edulcorado. El que sí contiene más azúcar es el siguiente tema: Lay your head on my chest. Una canción romántica y deliciosa. Monument Park nos hace mover los pies desde que comienza. Es una de las canciones más alegres del disco, capaz de despertar sonrisas. Seguimos en la carretera con In the long long run, un medio tiempo que vuelve a presentarnos a unos Dune algo más nostálgicos. Pero su nostalgia siempre es esperanzadora y luminosa. No hay lugar para el pesar en el disco de éste dueto. Your love is gold también os hará bailar, palabra. Como os hará cantar el siguiente: The rock. Y si decíamos que el disco de Herman Dune es perfecto para escuchar en verano, para muestra un botón: Just Like a Summer es una canción bella y poderosa. Una de las que más nos gustan del disco. The joy es como un atardecer, el preludio de un día que se apaga, una canción sabia, inteligente. Un tema, que vuelve a teñir la atmosfera creada de pura melancolía y que se da la mano con Magician con la que los Dune se despiden.
Se despiden y lo hacen dejándonos un muy buen sabor de boca y una conclusión clara. Estamos ante un disco más profundo que el resto pero igual de sincero y honesto que siempre. El nuevo trabajo de Herman Dune no tiene muchos adornos. Es sencillo y sin artificios y por ello, muy elegante.
Un disco en su justa medida un tanto agridulce, con nubes y claros, aunque con más de lo segundo. Más sofisticado que los anteriores pero que sabe transmitir emociones y buen rollo como sólo ellos saben hacerlo. Donde se acercan más al rock que al ‘anti-folk’, termino que detestan y lo hacen con el buen gusto y la suave sofisticación de la que hacen gala desde sus inicios y también con esa humildad y empatía que los hace cercanos y carismáticos. Y a base de canciones los Dune nos inyectan esa dosis de alegría con pinceladas de nostalgia, necesaria para días ‘nublados’.
El Strange Moosic es, en definitiva, un disco elegante y perfecto para convertirse en la banda sonora de este verano. Un disco ideal para recorrer carreteras y hacer quilómetros los días estivales. Los mismos quilómetros, si pudiésemos, que le quedan por recorrer a las canciones de este disco que en septiembre estará sonando, de nuevo, en directo en escenarios de nuestra geografía. Concretamente en el festival BAM de Barcelona.
Bon voyage! Y sobre todo…Au Revoir Herman Dune!!!
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7/10
