Groove Armada siempre se han caracterizado por hacer música bailable poco clasificable, ya que no hablamos de sintetizadores (sólo) o de tecno (sólo) o de estribillos pegadizos (sólo). Hablamos de música de pista de baile en general con un eclecticismo que pocos son capaces de reproducir; es como si no tuvieran miedo de incorporar cosas nuevas ni de las colaboraciones ni de nada distinto a lo que han hecho antes. En definitiva, como si no tuvieran un orgullo demasiado exagerado de sí mismos, como si se permitieran todo tipo de sugerencias y las aceptaran, saliendo siempre ganando.
Son un dúo inglés, Andy Cato y Tom Findlay, pero a lo largo de su carrera han trabajado tanto con Fatboy Slim remezclando, como con algunos cantantes folk. De hecho, las colaboraciones de su último trabajo, Black Light, son de lo más sorprendente; Nick Littlemore, estupendo productor, la cantante Jessica Larrabee, magnífica voz con mucha personalidad, y nada más y nada menos que Bryan Ferry.
El resultado ha sido apabullante; podemos pensar en la música de hace treinta años en general, en los Fleetwood Mac más ochenteros y tranquilos (en concreto Shameless, en la que canta Bryan Ferry), en David Bowie, en Depeche Mode por algunos teclados y en una serie de influencias que parecen personificar el pastiche llamado postmoderno tan a la moda en los últimos tiempos de modo magistral, ya que las canciones son escuchables, bailables, con mucho encanto y cuidadas hasta el último detalle.
Empezamos con Look Me in the Eye Sister, cantada con la voz quebrada cuando quiere, pero contundente y con mucho carácter de la mencionada Jess Larrabee, potente, con teclados ochenteros y muy evocadores. Ya puestos, el resto de las que canta Jess, Just for Tonight, muy evocadora con arreglos que parecen de cuerda y otros sonidos de tinte étnico, esta vez melancólica y melódica, y Time and Space, mucho más movida.
Las cantadas por Nick Littlemore, Fall Silent, aguda y expresiva voz masculina, con un estribillo donde tanto los teclados como las cuerdas y los coros adquieren todo el protagonismo y Not Forgotten, potente, movida, muy en la línea de Cards to your Heart, tal vez las que más ochenteras suenen. Y por último, Saint Saviour, el cual ha colaborado tanto con Jess como con Fenech Soler en I Won’t Kneel, Time and Space and Paper Romance, una de las más memorables de todo el disco, acompañada de un estupendo videoclip.
Todas las canciones mencionadas son asombrosamente buenas, con una producción cuidadísima y al tener distintas voces en ellas, se hacen muy fáciles de escuchar, mezclando tanto ritmos bailables, como guitarras eléctricas, sonidos más antiguos, distintos timbres, en fin, una auténtica maravilla. En este sentido, aunque hablamos de estilos diferentes, me hacen pensar en los franceses Rinôçérôse, y el magnífico resultado que consiguieron a base de varios cantantes, no sólo en su último trabajo, sino también llevándolos en sus directos (FIB 2009), o en gente como Death in Vegas. Ejemplos que son “rara avis” en el mundo de la música, (deduzco que por los crecidos egos de algunos de ellos), pero utilizados aquí de un modo que hace que el resultado sea memorable, único, muy variado y dejando a los escuchantes-bailarines con ganas de más.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 9/10