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GRIMES – ART ANGELS

Desde que la era digital, tecnológica y de internet golpeó con fuerza nuestra sociedad y nuestras vidas, todo el proceso musical se vio reducido drásticamente a producir música desde cualquier lugar y de cualquier forma sin real necesidad de una educación musical, un conocimiento de composición o directamente sin necesidad de instrumentos. Los más puristas han acabado (evidentemente, cada uno es libre de defender lo que quiera) quemados de recibir este tipo de productos, como vanguardia, futuro, e incluso en ocasiones como “álbumes históricos”, alegando la evidente falta de pautas a seguir en el proceso de composición,  grabación, o masterización de los discos referidos, pero de lo que no estoy realmente muy seguro es de si esto que voy a explicar ahora había ocurrido alguna vez, de forma tan literal.
Sé que en muchas ocasiones un músico ha redefinido su estilo, lo ha cambiado o directamente se ha pasado a otro género, pero Claire Elise Boucher (Grimes) compuso tres discos -como ella misma confiesa- sin saber absolutamente nada de música (el último, el aclamado Visiones, a lo largo de tres semanas drogándose en su garaje), y para este Art Angels se ha reservado sobria y ha aprendido a tocar varios instrumentos, tratando de que “no le dé vergüenza escuchar su música con sus amigos”. Por tanto, si una persona con la suficiente creatividad ha sido capaz simplemente de agarrar cajas de ritmos estando colocada y crear canciones tan interesantes como Oblivion o Genesis, en este lugar hay que dejar de darle tanta importancia a la técnica y abrirse más a aleatoriedad sensitiva del arte en general. Con esto podemos pasar a analizar fielmente y de forma más concreta el primer álbum “normal” que Grimes hace, que la verdad, seguramente dará mucho que hablar y por muchos extremos.
Tras sus dos notables (pero poco más) primeros álbumes en un mismo año, Boucher pasó un tiempo “preparándose” para componer uno de los discos más raros, oscuristas, extraños, perturbadores, bellos, divertidos y dulces que se recuerdan en los últimos años. Con su extraordinaria voz y su extraordinaria ¿suerte?, la canadiense hizo que varias revistas se llenasen la boca hablando de su synth pop trippier y surrealista que entraba, además, a meter baza en temas de lo más inquietantes, y que desde luego provocaba o una enorme repulsión o una devoción inmediata. Pero ahora Boucher quería hacer algo más original y accesible, y la verdad es que lo ha conseguido. Con este disco casi sorpresa, Grimes se sube a una contundente y concreta producción pop digna de muchas estrellas del panorama actual, sin abandonar en absoluto varios de los tics que tienen pinta de que la acompañarán siempre, pero con mucho acierto a la hora de crear melodías pegadizas y bastante radiofónicas si no fuese por los 600 ecos que siguen acompañando a su voz y algunas otras elecciones extrañas.
Mientras uno escucha este Art Angels (y trata de no contemplar su horrorosa portada) puede reconocer elementos que perfectamente acompañarían a Ariadna Grande, Demi Lovato, Beyoncé, Selena Gomez o Charli XCX. La verdad es que esto para un fan acérrimo de Grimes debe resultar bastante repulsivo, pero quedarse en eso sería más bien prejuicioso. Ahora sí que podemos decir que en esta ocasión hay synth pop de verdad, con canciones basadas en teclados melódicos, backing vocals, beats bastante comunes, guitarras de acompañamiento, guitarras solistas… Pero también podemos decir que esta vez Grimes no ha innovado ni inventado absolutamente nada, pues las escuchas del disco son divertidas una detrás de otras (algo digno de reconocer) pero nunca llegan a ser memorables, en todo caso agradables.
El orden de casi todas las canciones parece aleatorio, la supuesta belleza de la intro se ve precisamente emborronada por esa combinación desacertada de tintes electrónicos con instrumentación normal, que no parece llegar a ningún lado, dando paso a California. Esta segunda es carne de hit, una canción que podría escuchar tu hermana a la que le mola el Justin Bieber pre-Diplo y que sigue viendo Disney Channel cuando cree que nadie la observa, pero lo que tiene de entretenida no se lo vamos a quitar, pues es muy fresca y veraniega. Por si pensabas que esa iba a ser la temática del disco, llega la desconcertante Scream, que como no sabemos muy bien dónde meter por su inexistente estribillo y su confusión generalizada -por potente que sea el riff de la guitarra- la vamos a meter en el baúl del olvido.
Flesh Without Blood es uno de los mayores growers del disco. Sí, como single no convence, pero su revival ochentero hace que si lo escuchamos sin pensar en quién lo canta (y sin ver el videoclip) suene bastante bien, convincente y segura, una de las más salvables del largo, muy en la línea de Belly Of The Beat, que la sigue con más delicadeza pero el mismo sonido pop clásico que podría haber elevado a otras estrellas hace unos 25 años.
La calma no dura mucho y llega Kill V. Maim, con una onda muy Glass Candy y ese sick pop moderno que no termina de conjugar con el dubstep final y los gritos extraños (y desacertados) de Boucher, aunque de nuevo haya colocado los elementos en un orden bastante correcto. Seguidamente entra una guitarra muy surf pop para Artangels; el otro tema especialmente fresco, veraniego y fancy que tiene el álbum, con un toque a los mejores The Ting Tings o The 1975 y de nuevo influencias especialmente modernas. Una canción que puede escuchar tu hermano al que le gusta el postdubstep mientras cree que no le observas, o que podría preceder a Pharrell Williams o Shakira en alguna radio que tenga un número en su nombre…
Y de cabeza a lo pasteloso saltamos con Easily, con un inicio muy clásico que poco a poco evoluciona en una balada de pop muy inteligente y atractiva (¿Cocteau Twins?), siendo una de las canciones más atractivas del álbum, por su bello estribillo y de nuevo la (¿inesperada?) creatividad de Grimes, aunque el beat post estribillo da un poco de vergüenza. Pin es otra canción synth pop muy actual, con coros que podríamos ver en Chvrches o Kate Boy, pero con una estructura rítmica que no compagina de ninguna manera positiva su existencia con el resto de elementos, dejando una sensación bastante agridulce en comparación con el resto de temas, al igual que el rework de Realiti, que en realidad es de lo más asequible (en referencia con lo anterior) del álbum, pero que tampoco nos deja “arrebatados”.
El premio al mejor beat se lo lleva la genial World Princess Part II, una canción que muestra lo que podría haber sido una evolución lógica del estilo de Boucher, con un poco de todo y un reparto verdaderamente divertido en la estrofa que juega con el R&B más moderno y el pop que más rechina. ¿Tal vez preparándonos para el experimento con Janelle Monáe? Sea como fuere, Venus Fly es otra de esas colaboraciones sonadísimas de este año, que trata de aunar los estilos de dos artistas a priori bastante diferentes, pero que no parece ir a ningún lado y acaba resultando bastante monótona. Para cerrar, Butterfly pide a gritos un remix de deep house, con un estribillo sensacional pero una estrofa de lo más aburrida, no acaba uno muy seguro de que realmente sea un gran final -por tanto no lo es- aunque tampoco deja una sensación totalmente agridulce, con ese punteo de guitarra tan atractivo y comercial.
Grimes ha saltado al vacío saliendo de su zona de confort y yendo mucho más allá, y la verdad es que no le ha salido verdaderamente mal. Art Angels es un álbum de pop bastante orgánico, divertido y con secciones interesantes, pero no supone ningún tipo de innovación para nada en concreto, por más que resulte un paso inteligente para la artista. Veremos si ahora, a partir de esta nueva dinámica, es capaz de crear también cosas realmente memorables como hizo con su previo modus operandi y no quedarse en una posible artista semi-alternativa abducida por 4 hits y cientos de miles de fans histéricos (que tampoco tiene mucha pinta). Por ahora nos quedaremos con la duda, esperando y escuchando con un poco de bochorno estos temas tan casposos pero muy bien hechos.
¡Ah! Ojo, que para llegar a esta conclusión hay que liberarse de todas las pretensiones que se puedan tener sobre la música de Grimes.
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