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GORILLAZ – PLASTIC BEACH

GORILLAZ - PLASTIC BEACHLa verdad es que admiro a Damon Albarn. Es verdad que tiene sus detractores, pero no me cuento entre ellos. E incluso éstos no podrán negar su talento, demostrado a lo largo de alrededor de 20 años de carrera en los que ha sido una de las figuras más importantes de la música británica. Porque fue uno de los líderes del britpop con Blur, porque en su momento supo romper con el pasado y darle a su banda una nueva dirección musical que les mantuvo como referencia, y porque se inventó dos nuevos súpergrupos de calidad indiscutible: Gorillaz y The Good, The Bad And The Queen. Por todo ello es, para mí, un genio.

Y aquí le tenemos de nuevo con Plastic Beach, la tercera entrega de Gorillaz, en la que, una vez más, apuesta por el eclecticismo musical más absoluto y cuenta con numerosos colaboradores de renombre como Lou Reed, Mark E Smith, Paul Simonon o Snopp Dogg, entre otros. No está mal… Al menos, aunque sea por los nombres y por la propia trayectoria de esta banda virtual, la cosa promete.

Ya desde el principio queda muy claro, como siempre ocurre con esta banda, que no se trata del típico disco del típico grupo indie. Aquí se mezclan numerosos estilos y sonidos, como podemos comprobar con White Flag,un temazo que arranca con ritmos árabes que acaban por fundirse con el hip hop de Bashy y Kano, o con los ritmos electrónicos presentes en canciones como Rhinestone Eyes Empire Ants.

Otro gran tema es Stylo (dejando de lado polémicas de plagio), con su sonido inquietante, casi amenazante. La aportación de Bobby Womack le aporta fuerza y energía a la canción convirtiéndola en uno de los momentos estrella del disco. Y es que precisamente son las canciones con grandes nombres las que más destacan del álbum , ya sea el estribillo pop que Gruff Rhys canta en Superfast Jellyfish, el escalofriante mantra que Mark E Smith aúlla sobre una base electrónica en Glitter Freeze o la inconfundible voz de Lou Reed en la melódica Some Kind of Nature. Quizá decepciona un poco Plastic Beach, que pese a contar con Mick Jones y Paul Simonon, no termina de enamorar.

El álbum también contiene momentos típicamente Albarn, de los que nos quedamos con On Melancholy Hill, cuyo ritmo juguetón es tan pegadizo que hace que tus pies se muevan inconscientemente al escucharla. De ahí al final, el álbum se hace un tanto largo, algo que puede ser considerado normal cuando haces un disco de 16 canciones y es difícil mantener el mismo nivel de principio a fin. Lo más destacable de la última parte, el dueto con Little Dragon en To Binge.

 

 

En definitiva, Albarn y compañía completan un buen disco, aunque sinceramente, esperaba algo más de esta nueva entrega que, pese a tener muy buenos temas, también tiene unos cuantos que no terminan de enganchar. Eso sí, hacer este disco con tan diversas colaboraciones, géneros e ideas está al alcance de muy pocos. Albarn sigue engordando su leyenda.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7.5/10

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