Una barra metálica te azota el cuerpo, sientes ese escalofrío en tu columna, en tus piernas, tu pecho, tus extremidades y, sobretodo, lo sientes en tu cabeza. Retumba sin cese mientras intentas –sin quererlo- huir, sientes el frío del acero durante las once canciones que el nuevo disco de Ghostpoet ha presentado, Some Say I So I Say Light, esta vez con el sello independiente Pias.
Sloth Trot, que es mi preferida, te comprime por completo el cerebro. La canción más lo-fi de todo el trabajo, y así empieza hasta que la voz de Obaro Ejimiwe entra en escena, sólo entonces la mente descansa y la canción te introduce sin violencia alguna en un rollo súper sensual, rockero y psicodélico. El final… el final es el último golpe con la barra que te revoluciona las neuronas. ¡Menudo estropicio interno!
No puede quedar duda, en una primera escucha, de a quien pertenece este trabajo si ya conocéis su debut Peanut Butterblues & Melancholy Jam. Y no lo digo sólo por este hobby que Obaro parece que tiene de poner interminables nombres a los discos, que hacen la más dura prueba para los presentadores de radio no «English speakers». Como digo, los dos trabajos publicados se parecen, pero no son lo mismo. Se ha vuelto un poco más oscuro y aún más metálico, algo que no me cansaré de repetir, ya que es lo mismo que Ghostpoet hace, por ejemplo, en el que es el primer tema del disco, Cold Win (video) con su «Show me the way”, quizás la que más parecido tiene con el anterior. Me recuerda tanto a su Cash and Carry me home. ¿A ti no?
En temas como Them Waters o Plastic Bag Brain el “clinc, clinc” se hace agudo y penetrante como en algunas escenas de la película Audition de Takashi Mike. Siempre es un viaje extraño y rebuscado en el que parece que no se pueda salir. Una recurrencia que en MSI musmiD lleva al extremo.Siempre parece que algo vaya a pasar, hay miedo y, al igual que en su debut, puedes vivirlo paseando por las oscuras calles de la ciudad de Londres, mirando a todos lados y pasando por esos parques poco estéticos en medio de los barrios más marginales.
El toque sexy suena en la canción Meltdown, de amor o desamor con toques clásicos, o también con la voz femenina de Lucy Rose en Dial Tones, después de unos pasos por pasillos desiertos. Ésta no es la única colaboración que el disco ha recibido, ha contado también con el productor Richard Formby, el músico Gwilym God, y Toni Allery, un lujo que ha dejado un producto con los mejores acabados y digno de unos buenos cascos.
También tiene regustillo a vintage, cuando su voz no rellena masivamente todos los minutos de las nada cortas canciones, introduce sonidos más propios de videojuegos de los ochenta en Comatose, o noventa, como en Dorsal Morsel, que tiene un rollo muy futurista, pero visto también desde antaño y bastante naïf. Sinceramente, este auto-producido Some Say I So I Say Lightlo tiene todo, todo menos etiquetas, llámalo underground, atmosférico, experimental, hip-hop, indie, electrónico, garage o lo que quieras… Es un sonido muy Ghostpoet y esta es una de las cosas que han hecho que reciba premios y visite los mejores festivales en verano, por supuesto uno de ellos el Sónar.
Todavía no entiendo como no hay centenares de bandas que “copien” este nada común estilo, pero una de las cosas que más me fascinan de Obaro son esas frases que se acaban grabando en tu cabeza como “Cooking French Fries”, “Too much pain”, “Maybe is time”, “I don’t mean to disappoint” o “Not tonight”
Si con todo este viaje de clinc clanc y de paliza por unas manos fuertes que agarran esa barra metálica no te has vuelto loco: ¡Bienvenido a bordo! Y espera a cerrar esta obra maestra con un increíble, raro, individual, oscuro, menos-revolucionado, laberíntico, retorcido y orgásmico tema, que cierra una vez más con un toque a lo clásico. No creo que puedas olvidar Comatose.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 8.5 / 10