Con sólo empezar la escucha nos damos cuenta que la producción se ha cuidado mucho, siendo cruda, dando protagonismo a las afiladas guitarras. Ponemos atención: She Said nos da la bienvenida vestida de una clásica canción de los primerizos 80 con un revestimiento actual. La sigue You Don’t Have to Be Mad, demasiado parecida a la anterior y empezamos a perder la atención. Le damos más tiempo y el disco no consigue mantener el ritmo ni aumentar nuestro interés, sólo cortes como Who Am I?, o I Party All The Time nos podrían hacer levantar de la silla. Pero ya es demasiado tarde. Es difícil destacar o remarcar algo de esta entrega de los de Leeds. El disco aburre.
Esta producción antes comentada, que si bien tiene calidad, y que quizás podríamos hablar de sobreproducción, no ayuda en nada a unas composiciones lineales en exceso. Como resultado, un disco estático, gélido y distante. Todo lo contrario de lo que se espera de una banda con un historial como el suyo. A eso, hay que sumar que le sobra una tercera parte de los cortes que son puramente de relleno.
Han sido valientes Gang of Four en hacer un “back to basics” con este disco, con el que intentan reproducir el sonido original de esa época convulsa, pero quizás llegan tarde para eso. Paradójicamente, el hecho de ser un grupo de referencia para otras bandas más modernas (Bloc Party, por ejemplo) que han pasado ese sonido por un filtro actualizado, hace que su propuesta no nos aporte nada en esta segunda década del siglo XXI.
Aún así, hay que recalcar que el retorno es digno, pero no hay inspiración suficiente para que este disco marque una vuelta a lo grande o una nueva etapa en la vida de esta importante banda. Para quien quiera escuchar a Gang of Four, que no duden en hacerse con su disco de debut en pleno 1979 con Entertainment!.
PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 6/10
