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FUTURE ISLANDS – THE FAR FIELD

A estas alturas a nadie se le escapa que los admiradores de Future Islands se cuentan por legiones, pero si por algún casual existiera algo parecido a un grupúsculo de haters en la sombra esperando un tropiezo de los de Baltimore, será mejor que vayan dedicando su tiempo a algo más provechoso.

Tras once años de carrera, cinco álbumes de estudio y más de mil conciertos a cuestas, el listón sigue estando altísimo y no queda nadie en el mundillo que no reconozca su nombre como uno de los indispensables en la escena actual. Pocas bandas pueden presumir de haber perfeccionado sus composiciones de una manera tan exquisita y sin sacrificar un ápice de su personalidad, por lo que a día de hoy cualquier trabajo suyo se ha convertido en garantía de éxito por méritos propios. Si a las maravillosas letras de un genio como Samuel T. Herring se unen la exquisita técnica a las cuerdas de William Cashion y el saber hacer tras los teclados de Gerrit Welmers, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que estamos ante una de esas formaciones destinadas a perdurar.

En lo referente a su nuevo lanzamiento, The Far Field (4AD), nos encontramos ante un disco a priori más calmado respecto a su antecesor, aquel Singles que maravilló a público y crítica hace tres años, pero que aun así mantiene buena parte de la energía procedente de la inercia que conlleva todo estado de gracia. Es un álbum de digestión lenta, pero muy ameno al oído y de una gran riqueza narrativa. Sin altibajos ni disonancias aparentes, pero con la carga melodramática y existencial lírica marca de la casa. Mención especial para el gran trabajo del productor John Congleton en el que es uno de los discos recientes que mejor suenan, dándole al álbum un sonido tan limpio como cercano, más refinado aún que el anterior.

Destacan temas como Ran, Cave o Through the Roses, así como el dueto con Debbie Harry en Shadows. Las letras del disco son un tratado de amor y desamor en toda regla donde se viaja a través de los recuerdos analizando todo aquello por lo que merece la pena vivir. El álbum constituye un gran ejemplo a la hora de ver la importancia literaria en las composiciones de la banda, llegando por momentos a alcanzar lo sublime a través del dolor y la nostalgia, abriendo una puerta a la esperanza en un álbum que gana enteros con las escuchas, como sucede con todos los grandes trabajos.

No es fácil encontrar fallos en un álbum de Future Islands, así que tiraremos por el lado hater y criticaremos la supuesta comodidad en la que se encuentran instalados y que no les permite darse el  batacazo, pero ¿para qué cambiar algo que no sólo es de una gran calidad sino que es una rareza en el panorama actual? ¿Queremos ver a estos chicos lanzando un álbum de noise o trip hop a estas alturas por pura complacencia con la crítica sólo para ver que son humanos? Sea como fuere, Samuel sigue haciendo su trabajo como el día que todo el mundo puso los ojos en él y en sus bailes, a su ritmo, asentando su legado ajeno al ruido y los rumores propios de este mundo tan convulso de tendencias con fecha de caducidad. Ojalá por muchos años.

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