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FUCKED UP – GLASS BOYS

Para los que nos asomamos al hardcore con poca frecuencia, David Comes to Life fue una auténtica revelación. La sorprendente ambición narrativa de aquel álbum –la historia de amor de David y Verónica, un obrero y una sindicalista, daba pie a un complejo e insólito entramado lírico– junto a la energía desatada de un grupo en estado de gracia convirtieron a Fucked Up en uno de los grupos más comentados en 2011.

Ahora con Glass Boys es fácil advertir que las diferencias entre ambos discos del grupo de Toronto son considerables. Pasamos de un disco doble de casi 80 minutos a uno breve de apenas 42; de un álbum con una temática transversal a uno de contenido narrativo tal vez más convencional; y, quizá, de un trabajo con valientes aspiraciones a uno de contenido, en apariencia, mucho más modesto.

Pero, aunque sea por otra vía, el resultado final es más que notable. La personalidad apabullante del gigante Damian Abraham con sus poéticos aullidos sigue siendo un caballo ganador desde los versos iniciales de Echo Boomer, donde se comienza a advertir la temática sobre la que girará el disco: el recuerdo de la juventud, el eco como metáfora del paso del tiempo, la confusión de la vida adulta y la fama, y la fragilidad –el niño de cristal– que conserva el indestructible e irreductible espíritu del joven.

Con este enfoque mucho más personal, la música de Fucked Up se construye sobre la contundencia del hardcore pero sin descuidar un interesante gusto por la melodía. Dicho de otra manera, Fucked Up debe tanto a emblemas del hardcore como Fugazi o a Minor Threat, como del mismo modo podría ser la versión robusta de Cloud Nothings o una adaptación menos gamberra y más solida de Titus Andronicus.

Entre esas coordenadas encajarían el estribillo de Paper the House o los coros de aroma shoegaze de Sun Glass. Por encima de ellas, de lo más destacado del disco, sobresale la excelente The Art of Patrons, con una improbable referencia a Euricles y cuyas guitarras tensas y rabiosas encuentran ya sitio en lo mejor de la banda canadiense.

Hacia el final, The Great Divide retoma el pulso perdido en el ecuador del álbum y la culminación no puede ser mejor con Glass Boys, un tema de largo y trepidante desarrollo. “Where did I used to go before I went nowhere? / What did I used to do before I did nothing? / What did I used to have before I had nothing? / Who did i used to be before I was no one?” cantan en una evidente reflexión y un examen de conciencia de la banda, que sin duda sufrió en sus carnes las dudas y la presión tras su anterior disco. De esa fragilidad o simple desconcierto, que Fucked Up muestran con toda honestidad, surge Glass Boys, que no es «el disco del año» que muchos deseábamos, pero que seguramente es el mejor disco que Fucked Up podían hacer tras David Comes to Life.

PUNTUACIÓN CRAZYMINDS: 7,5/10

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