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FU MANCHU – CLONE THE UNIVERSE

En los noventa y finales de siglo y milenio Escandinavia renovaba el rock a golpe de Hellacopters, Backyard Babies, Turbonegro o Gluecifer a la estela de Nomads con un sonido más crudo y fiel a los 60s y 70s. Por el contrario, desde EEUU, nos llegaba una oleada de bandas con un sonido más grave en sus producciones que las de los nordeuropeos. Ante este panorama, Fu Manchu han resultado ser probablemente la banda más grande surgida de la escena de Palm Desert que aún conserva su esencia. Hablamos de Orange, hablamos de la séptima escuela de rock, hablamos del stoner rock.

Un estilo concebido como una suerte de cruce entre Black Sabbath, Led Zeppelin, Deep Purple y en el caso de Fu Manchu, en concreto, podríamos añadir a los míticos MC5 (que se encuentran en su 50 aniversario). De hecho, Scott hablaba de TAD o Nirvana como bandas que más escuchaban a principios de los 90. Todos estos grupos están revisados por un tamiz llenito de fuzz, cactus, serpientes, arena y cielos abiertos. Clone The Universe supone el álbum oficial número doce en su trayectoria y que resumimos con un contundente “Fu Manchu siguen sonando a Fu Manchu”.

Intelligent Worship nos planta en los morros una buena cosecha de guitarras potentes basadas en un riff setentero, una sección rítmica gorda y contundente que todo abarca, una producción gravetona en general y la voz, como siempre, infalible, un golpe en plena yugular que nos dejará fuera de servicio. Porque el bueno de Scott lleva sin fallar casi treinta años en sus registros y es certero como pocos a la hora de crear estribillos coreables con su voz. Don’t Panic es uno de esos temas que resuenan a mc5, y que, por ejemplo, Kuraia, más cerca, supieron reproducir a las mil maravillas (había mucho nivel en esa banda con gente de negu gorriak/anestesia, dut, el corazón del sapo y berri txarrak. Casi nada). Energía.

Slower than Light les une a Black Sabbath de una forma casi cosanguínea. Es alucinante que, con sus camisetas de rayas, sus vans y esos pantalones de skater, Fu Manchu sean unos de los herederos más fieles de los seis primeros discos de Black Sabbath. Nowhere left to Hide, retoma los setenta de pleno y resuena a Zeppelin si las guitarras estuvieran enchufadas en un amplificador de bajo y el omnipresente fuzz que todo lo llena en posición “te voy a saltar los empastes en cuanto abras la boca para corear mis temazos”. Clone of the Universe, con esas guitarras dobladas, nos enseñan que dentro del género saben qué hacer para sonar bien, mientras Reeder a las baquetas se deja los cuernos con redobles imposibles en beneficio del conjunto del tema.

Y si bien Fu Manchu siempre se han caracterizado por no ser la banda que más alargue sus temas, cierran Clone the Universe con los dieciocho minutazos de Il Mostro Atomico que gira entorno a unos pocos compases buscando sensaciones que bandas como Sleep, Om o High on Fire han desarrollado con acierto desde una perspectiva más metalera y cercana al doom dando como resultado un crossover estilístico que ocupa toda la cara B del disco en su formato en vinilo.

Dentro del cuarteto Bob Bolbach vuelve a realizar una labor impecable en la ejecución, en la composición y el sonido en este disco corto, pero intenso (como muchos de los trabajos que se están publicando hoy día que no llegan a los 40 minutos de duración). Brad Davis continúa aportando ese sonido tan característico a la banda. Sin él sería imposible lograr el resultado final de estos últimos años. Y si bien tengo especial debilidad por Rubén Romano y Brant Bjork (antiguos baterías de la banda), Scott Reeder, en las baquetas, hace que la banda siga caminando en sus discos a la perfección. El viejo y polvoriento corvette rojo sigue quemando asfalto y desierto con un Scott Hill al volante guiñándonos un ojo en el que las arrugas provocadas por el inexorable paso del tiempo se cuentan por victorias.

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